Juan y su madre
Fecha: 30/04/2021,
Categorías:
Incesto
Tus Relatos
Autor: Quetzalcoatl99, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... soltaba las riendas de mis resentimientos, de sus regaños, bofetadas y exigencias de la infancia.
– (¡¡plaff!!) (¡¡plaff!!), ¿que se siente que ahora sea yo el que te nalgueé mami?, ¿te gusta? (plaff!!) (plaff!!).
Ella no hablaba, solo gemia y daba grititos, hasta que llego su orgasmo.
– ¡¡¡¡AAaahhg!!!!. Fue mas un rugido que un grito, junto con un fuerte estremecimiento en todo su cuerpo. Me di cuenta que estaba afectada por el humo y por eso su venida fue mejor (ya despues me conto que fue el primer orgasmo que la hizo sentir nublada). Pero aun asi yo segui embistiendola, haciendola gritar:
– ¡¡ya!! ¡¡ya!!, ¡¡Juan!! ¡¡Juan!!, ¡¡aahhg!! ¡¡aaahhg!!, ¡¡cab…!! ¡¡cabr…on!! ¡¡CAbrón!!!.
Cambie de posicion, haciendola sentarse en mis muslos con sus piernas abiertas y mirando hacia mi.
– Vamos ma, muevete, goza la verga de tu hijo.
Ella parecia cansada, ida y con una debil renuencia a mis ordenes, pero empezó a moverse a su gusto.
– Jejeje, ¿tanto te gusta la verga de tu hijo?, ¿como sientes ser cogida por tu hijo?, ¿eh?… pero no te preocupes mami, siempre te dare amor a partir de hoy, ahora me perteneces, eres mia, ¿entiendes?. Dije mirandola a los ojos, ella me miraba jadeante, ida y con el ceño fruncido como si le disgustara ...
... mis palabras, pero eso no me hacia mas que reir y acompañarla con sus movimentos. No aguente mas la tentacion y le meti un dedo en el culo.
– ¡¡Cochino, no hagas eso!!. Me dijo, jadeante y entre dientes.
– ¡¡Callate!!. Exclame con un dominio jugueton y me dispuse a devorar, por primera vez su boca. Cosa que ella evitaba, pero al final cedio y empezamos a entrelazar nuestras lenguas mientras ella se movia sobre mi, estando yo sentado en el sillon, y urgandole el culo.
《Bendita juventud, bendita mota y bendito rock’n roll》, grite en mi mente esa noche despues de terminar nuestro acto taboo; con mi madre en brazos aun, sentado en el sillon.
– Pinche enfermo… Murmuro ella.
– Lo soy…no…lo somos. Dije burlonamente.
– Pendejo…
– Jeje, pero soy tu pendejo mami…
Esa noche, fui por un cobertor para cubrirnos, porque ella extrañamente queria dormir así como estabamos, amaneciendo con un puto entumecimiento en los muslos y trate de «desquitarme» esa noche otra vez, pero no me dejo. Durante una semana trató de evitarme y de no hablarme, pero no lo lograba al ser siempre interceptada por mi «cariñosidad» juguetonamente dominante. Su abstinencia solo duro esa semana y se entrego a mi exactamente en la noche de mi cumpleaños numero 18.