La fiesta de disfraces - Relatos Eróticos

La fiesta de disfraces

... bueno, era lo que buscaba, estar con otro hombre, disfrutar de un rico sexo con un desconocido, pero tampoco quise demostrar mi euforia, preferí responderle tímidamente.
Nos escurrimos entre los invitados y nos fuimos a una habitación que estuviera desocupada. Por suerte encontramos una.
Se acercó, me beso apasionadamente y sus manos tocaban muy sutilmente mis senos y mi vagina, tomó mi mano y la dirigió a su verga, lo toqué y sentí su erección y calor, no pude esperar y  la metí en la boca, mi lengua pasaba por su tronco, después por su cabeza, estuve mamando por unos cinco minutos  y me tendió en la cama y me penetró con mucha fuerza, sentí su vigor lo que me hizo pensar que era un joven que recién estaba conociendo este mundo. Fue rico sentirse penetrada por alguien menor que yo y   a la vez por alguien que jamás sabría quien eres y quien era, pasaron unos minutos cuando recibí la descarga de leche, esa leche calentita que hace que tu corazón lata a mil por horas. Acabamos juntos y eso fue algo genial, pocas veces logrado con un tercero. Pero en vez de sentirme agotada quería más. Nos dirigimos al salón y cuando pasábamos por una de las habitaciones sentí el gemido de Eduardo con una gatúbela y una mujer maravilla, lo cual me dejo más excitada aún. Ver y escuchar a mi hombre gozar con otras mujeres y saber que él también estaba disfrutando de la fiesta me hacia sentir demasiado libre y ganosa.
Al volver al salón otro tercero se acercó a mi y me preguntó, si estaba ...

... sola, le respondí que no y si, que había venido con mi pareja, pero cada uno por su lado.
me invito a una copa. Se notaba que era mayor que el anterior, por su forma de hablar y tratarme.
Me preguntó como lo estaba pasando y antes que respondiera me robo un beso, me tomó de la mano y nos dirigimos a la habitación que estaba destinada para todos.
Yo solo me deje llevar, quería más sexo, y no tibubee en seguirlo.
Sentí como me jaló de la cintura y me puso en cuatro patas sobre un sillón y manoseo mi culo. Sabía lo que venía, así que aflojé lo más que pude mi cuerpo. Sentí como apoyo la punta en la entrada de mi culo, poco a poco la fue metiendo, le costó un poco de trabajo, pero con mucho esfuerzo logró meterla toda. Me estaba doliendo me faltaba lubricación, pero sentía su verga como entraba en mí y el placer me hacía soportar cualquier dolor. Una vez que me acostumbré, empecé a moverme. Esa enorme verga me abría, sentía que me iba a partir en dos. Empecé a moverme. Esa enorme verga me abría, sentía que me iba a partir en dos.
El metía y sacaba su verga de mi ano, yo me sentía dominada, quería que nunca me la sacara. Me sentía llena, era de esas vergas que te vuelven loca. Sus movimientos iban de atrás hacia adelante. Empecé a venirme, el orgasmo era delicioso.
Aaaahhhh me vengo, que enorme verga tienes, mi culo está hecho para esa verga.
El siguió moviéndose dentro de mi ano, yo comencé a moverme en círculos, el no aguanto más y dijo.
 Me vengo y acabo con un rico gemido ...