1. Mi excitante paseo por la playa con mamá


    Fecha: 21/01/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Jorgecaliente69, Fuente: xHamster

    ESTA HISTORIA ES DE UN AMIGO QUE ME PIDIO QUE LA RELATARAUn paseo por la playa con mi madre se convierte en una refrescante locura de sexo y desenfreno.Hace ya bastantes años de aquel tórrido verano en el que dejamos a mi padre, malhumorado, leyendo el periódico bajo la sombrilla y nos fuimos mi madre y yo a dar un paseo por la orilla del mar.Debía tener yo unos dieciséis años y mi madre, unos treinta ocho, maravillosamente llevados, ya que todas las mujeres de la playa la miraban con envidia y los hombres con deseo, o al menos eso recuerdo de aquel día.Debía ella medir casi un metro setenta, con muy buen tipo de piernas largas y estilizadas, culo macizo y respingón, y tetas grandes y erguidas, nada de grasa ni de celulitis, solo carne magra de primera.Aquel día mi madre se había puesto un bikini negro que era, en opinión de mi padre, excesivamente pequeño, pero ella, que se lo acababa de comprar, no quería dar la razón a mi padre y, con la obstinación que solía tener, se lo puso contra viento y marea.Al principio me daba vergüenza que lo llevara, ya que enseñaba demasiada carne para ser mi madre, pero poco a poco fui acostumbrándome de las miradas que la echaban y, que ella, lejos de enfadarse o avergonzarse, la divertía e incluso, diría yo, que la excitaba sexualmente.A veces, me rezagaba un poco con la excusa de recoger alguna concha o piedrecilla de la orilla, y la miraba desde atrás el culo y las piernas. ¡Estaba buenísima!Cuando se agachaba a recoger conchas, yo me ...
    ... encontraba en estado próximo al éxtasis, ya que sus braguitas desaparecían entre sus cachetes y parecía ir sin ellas, enseñando sus vergüenzas a todo el mundo, pero, debían m*****arla, ya que enseguida metía sus dedos entre sus nalgas y se colocaba la braguita. Desee ser yo el que metiera mis dedos y disfrutara de su culo.Pero no era lo único que la sucedía, ya que al agacharse, cuando yo estaba frente a ella, no perdía detalle de sus tetas, que pugnaban por salir del pequeño sostén, mostrando siempre sus pezones y más de una vez todo un pecho salió del sostén.Al contrario de las braguitas, mi madre no prestaba mucha atención a su sostén, caminando gran parte del trayecto enseñando los pezones e incluso alguna teta, ante la mirada morbosa de hombres, mujeres y niños con los que nos cruzábamos.Yo, morboso, no la avisaba, no por vergüenza sino por el placer que sentía al ver cómo todos disfrutaban viendo las tetas a mi madre.Algún vecino y conocido se cruzó con nosotros y, mirando las tetas a mi madre, no la avisaron que las llevaba fuera sino que simplemente la saludaron sonrientes y muy alegres, para luego cuchichear a nuestras espaldas. Hasta que un hombre de mediana edad, mirándola las tetas, exclamó mientras se agarraba el paquete:Desearía ser tu hijo para comerte las tetas y los pezones, ¡cacho guarra!Fue en ese momento cuando mi madre, se miró el sostén y vio sus tetas fuera, metiéndoselas rápidamente bajo el sostén y recriminándome a continuación, con la cara encendida:¡Qué ...
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