DESVIRGANDO PENDEJOS - Relatos Eróticos

DESVIRGANDO PENDEJOS

... estaba más cómoda con una pequeña bata de baño, cenamos mientras seguía intentando comunicarme con él. Al ver que no avanzaba decidí ir a dormir, así que lo llevé a su dormitorio, que está justo frente al mío, pero le dejé la puerta abierta esperando que no la cerrara; por suerte la dejó tal cual. Por mi parte, ya que tengo el espejo en la misma línea de la puerta, aproveche para quitarme la bata y quedar desnuda esperando que me estuviera observando. Luego me puse un babydoll algo transparente, lo suficiente para que notara que estaba sin ropa interior. Así vestida, salí como para cerrar todo en casa y al regresar, giro mi cabeza y lo veo observándome, y se estaba masturbando.
No pierdo el tiempo y me acerco. Estaba como espantado y me observaba con los ojos grandes y su boca abierta. En silencio, me siento a la par, suavemente le voy acariciando la pierna hasta llegar a su verga, todo por sobre las sábanas. Como él no decía nada y me dejaba actuar, lo destapé y pude admirar su semejante rabo; largo, grueso, venoso, duro y con una cabeza alargada y afinada en su punta. Ricardo y Cachito, mis machos anteriores tenían una gran competencia aquí.
Me empezó a molestar su olor, por lo visto no sabía mucho de su higiene, por lo que no se lo chupé en ese momento, me limité a pajearlo hasta que sus chorros de leche los direccioné a mis grandes tetas. Nos limpiamos con las sábanas y le dije que ahí no podía dormir porque ya estaba sucio, así que lo tomé de la mano y me lo llevé a ...

... mi habitación.
Como estaba totalmente encendida, le dije que le iba a lavar bien su miembro. Me lo llevé a la ducha y me encargué de lavárselo como corresponde, incluso hasta le afeité sus huevos dejando todo impecable. Sin más vueltas se la chupe con unas ganas terribles hasta sacarle nuevamente otro chorro de leche que fue a parar en mi garganta.
Nos secamos a media y nos fuimos a la cama donde lo recosté para montarme sobre su verga que seguía como si nunca tiro nada. Mi concha totalmente humedecida le dio la bienvenida a semejante verga tragándola casi en su totalidad en la primera estocada, todo esto mientras mis piernas temblaban y cedían por el orgasmo provocado durante la penetración. Me relajé por un momento y empecé a cabalgar con locura, buscando que todo ese pedazo encaje bien dentro de mí en cada estocada. Él solo gemía y con sus manos se tomaba de las sábanas y las apretaba con fuerza, podía sentir que estaba a punto de venirse así que jugué con su verga un ratito más hasta que soltó sus chorros dentro de mí.
Me recosté a su lado, ahora su verga empezaba a disminuir de tamaño después de 3 acabadas. Le pregunté si le gusto, luego de un breve silencio me responde que sí. Le consulto si no tenía nada más que decir, y solo larga que era su primera vez. Ahora entendía mejor las cosas, pero le digo que me sorprendía porque era un muchacho atractivo. Recién ahí se animó a hablar, me dijo que todos pensaban que era gay, por su forma suave de hablar y moverse. Que por ...