Métemela muchas veces
Fecha: 08/07/2021,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Halcón nocturno, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... partir de ese día, me hacía bromas, cada vez más atrevidas con respecto al tema, hasta que un día le dije, ¿“en verdad quieres que hagamos el amor”? o más claro. “quieres coger”?
- ¡Gulp! ¿me lo estás proponiendo?
- Sólo si tú tienes ganas y no te causa conflicto –
- Bueno, la verdad es que si quiero contigo para que me lo hagas gentilmente y tengas en consideración a mis miedos que siempre he tenido al respecto y que me impiden disfrutar de una relación sexual completa -
Así que un fin de semana nos citamos a desayunar con la intención de terminar en la cama cogiendo, pero no resultó tan fácil pues ella ya estando desnuda frente a mí se mostró muy tensa y esquiva, ya que después de irla acariciando me confió muy en corto que ella era muy difícil de calentarse o excitarse y que había sido una de las causas por las que tuvo problemas con su fallido matrimonio. Yo le dije que no había problema y que sabría esperar hasta que se sintiera con ganas de hacerlo y que mientras tanto podríamos tocarnos y explorarnos hasta donde ella asintiera.
Al principio, se cohibía mientras terminaba de desnudarse y era necesario estimularla con mucha ternura y caricias suaves, aunque se notaba como se excitaba al verme a mí desnudo. Así que de pronto me dijo, quiero conocer al de las fotos, descubriendo mi trusa y liberando esa verga cabezona que yacía bien parada y lista para la batalla. Al contemplarla, me dijo que le gustaba más en vivo que en fotografía y que la quería acariciar, al ...
... tiempo que la tomaba entre sus manos y poco a poco la deslizaba de arriba abajo y viceversa en sucesivos y acompasados movimientos que la iban haciendo aumentar de tamaño y destacando el rojo capullo apretado a punto de reventar, donde unas venas visibles y gruesas daban cuenta de una espectacular erección. Mientras tanto yo la besaba en sus mejillas y en su pecho hasta prenderme de sus pequeñas y dulces tetas que consentía que las mamara como un bebé hambriento y que la hacían contorsionarse con unos pujiditos muy cachondos.
Entonces le hablaba suavemente al oído excitándola con besos en las orejitas y el cuello y chupando sus diminutos pezones muy rosados y erguidos hasta sentir como se cimbraba de emoción, prendiéndose entonces de mis labios con desesperación y jugando su lengua con la mía y explorando mi boca y mis labios con unos besos húmedos que nos terminaron de excitar hasta sentir como su respiración se volvía jadeante y entrecortada estremeciéndose y aumentando los latidos de su corazón. Al sentirla más entonada, acariciaba su cintura y sus portentosas nalgas, para terminar besándolas y recorriendo con mis manos sus delicadas sinuosidades una y otra vez hasta sentir como respingaban majestosamente. Luego acariciaba sus turgentes y maravillosos muslos, besándolos desde las rodillas para ir ascendiendo con mi boca que besara cada centímetro de su piel y llegar hasta un pubis peludo y tupido de un color negro que asilaba una conchita rosada y un botoncito todo ...