1. Decidí ser mujer, y puta.


    Fecha: 26/01/2018, Categorías: Transexuales Autor: Gatitamewgay, Fuente: SexoSinTabues

    ... atendidamente solicitada, como una señorita a la que sacan a bailar, y entonces tomé una determinación. Me quite el vestido, los guantes, y con la fuerza que me quedaba en las piernas me acomode en cuatro patas sobre la cama, me ofrecí a que me cogiera otra vez, las veces que quisiera, y estoy orgullosa de eso. Tomó mi palabra, una vez más rompió mi hoyito sin clemencia por varios minutos y se vino dentro de mí, ya no me importó tanto que me doliera, y cada vez dolía menos. A grandes rasgos así fue mi primera noche de sexo como mujer, lo hicimos varias veces muy intenso, pero con descansos para que él recuperara su erección y mi anito volviera a cerrarse, y creo que hasta su última gota de semen fue vertida en mi vientre ese día. Casi no dormimos, a la mañana siguiente me levantó de la cama sin previo aviso, como siempre con brusquedad y sin preguntarme nada, me llevó al baño de su cubículo tomada del brazo. Íbamos desnudos y de repente me derribo sobre el piso en el área de la regadera, boca arriba y semi sentada. No entendía, el seguía de pie ahí con la mano en su pene…yo adormilada, y entonces tras unos instantes entendí de repente, cuando un chorrito caliente salió de su miembro y comenzó a caer sobre mí. ¡Me estaba orinando! Mi vientre, mi pecho, mi cara, mis piernas, absolutamente toda. Me estaba marcando como suya… de la manera que lo hacen los animales. Supongo que en mi lugar cualquier mujer debía sentir alguna clase de asco o indignación, pero la triste verdad ...
    ... es que me gustó, y me hizo sentir excitada de una forma diferente, incluso me di la vuelta y me acomodé para que pudiera empapar también mi culito. Cuando terminó de orinarse sobre mí y me dejó ahí en el suelo comprendí que no solo me había feminizado de toda manera y me había convertido en mujer, también me había convertido en una puta cualquiera. Finalmente habíamos terminado, él ya no me hacía caso. Me bañé ahí mismo, me vestí con mis ropas originales, me despedí con sumisión y me dispuse a retirarme. Iba lento porque, aunque suene como una especie de chiste que arruina la historia, aun me dolía mucho mi culito al mover las piernas ¡mucho! Ya casi por salir de su cuarto él me detuvo un momento, con una mano sujetó mi musculo derecho y con la otra mi vientre por debajo de la camisa, sobándolo. Entonces me dijo al oído: -Tienes que bien a nuestro hijito, porque te deje bien preñadita amor, bien preñada. Felicidades porque vas a ser mama como querías -Besó mi cuello, yo me derretía con sus palabras- Lo tienes que llevar hasta que crezca y luego parir. Y le tienes que enseñar que sea un hombre de verdad como su padre, para que se coja a las putitas como tú y me dé nietos. ¿Va? -¡Sí! –le dije -¿Sí qué mi amor? ¿Cómo se dice?- replicó, yo me di la vuelta y lo abracé. -¡Gracias! Sí, sí voy a ser la mama de tu hijo, lo voy a gestar, lo voy a parir con mucho gusto, y lo voy a cuida con amor cuando nazca. Gracias por cogerme como se debe y hacerme mujer como yo quería, gracias por ...
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