1. ENTRENANDO EN CASA


    Fecha: 28/01/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... entrenamiento y nos mandaba a las duchas. Cada semana papá le daba un premio al que mejor había rendido con los ejercicios, y siempre resultaba ganando Javier, a quien le iba a dar su recompensa por las noches a su dormitorio. Con Nico no teníamos idea de que se trataba hasta el día en que él resulto como el mejor en el rendimiento semanal, esa vez tuvo que ir por la noche después de la madrugada a buscar su premio. Esperé por horas hasta que Nico volviera pero no lo hizo y me dormí, al día siguiente Nico me despertó y me contó pese a que papá se lo había prohibido, que el premio era una mamada. Recuerdo que quede traumado y al mismo tiempo excitado. Comencé a imaginarme al entrenador entrando al cuarto de Javier para chuparle la verga y luego me imaginé que se lo hacía a Nico. Este me dijo que le hizo saltar chorros y chorros de leche como nunca antes, de lo caliente que estaba. No era fácil imaginarme al robusto de mi padre mamándosela a Nico, pero me la había puesto dura y tremendamente babosa. Así fue como Nico pegó el estirón a todo ritmo, creció varios centímetros y ya comenzaba a salirle pelos en los huevos y en las axilas. Al principio cuando veía a Javier con ese caminito de vellos que le subían hasta el ombligo y las axilas repletas de pelo, me inquietaba y hasta me daba cierto asco. Con el tiempo me acostumbré y me resultaba muy atractivo, ahora Nico era el del cambio. No solo su voz se volvía gruesa si no también su verga. Como compartía cuarto con Nico, no ...
    ... perdía tiempo en observar su transformación repentina. Él era el menos tímido de la familia y nunca tuvo problema de cambiarse frente a mí, ya lo conocía desnudo. El pito antes más parecido al mío, ahora era más grande y los testículos le rebotaban como bolas de tenis. Una noche muy tarde, cuando Nico ya dormía profundamente, no pude resistirme a tocarlo. Aproveche la tormenta que arrasaba con todo por fuera, no era la primera vez que le pedía a Nico dormir con él en su cama, era sabido que cuando se escuchaban los truenos yo me pasaría a su cama y no le molestaría. Me hizo lugar y me abrazó para que me calmara. Podía sentir su respiración contra mi nuca y su calor abrigarme por completo. Él estaba solo con unos calzoncillos y yo con mi pijama tipo enterito, muy infantil. Alcé la voz para llamarlo por su nombre pero no respondió, entonces asumí que ya se había dormido. Me giré y comencé a a acariciarle el torso calentito con su pezones erectos y rojizos. Él se volteó quedando boca arriba todavía dormido, o eso creía, y enseguida metí mi mano dentro de sus calzoncillos. Me sorprendió lo velludo que era, parecía una broma, no hacía mucho no tenía ni un pelo. La verga increíblemente gruesa a mi perecer por aquel entonces, empezó a ganar tamaño. Si bien no veía nada, cada tanto las luces de los rayos me dejaban ver un tronco venoso que escondía una cabeza como lo hacían las tortugas. Pronto un hilo de baba empezó a asomarse por el glande, de un olor intenso. Nico daba algún que otro ...