LA MAESTRA APRENDE DEL SEXO - Relatos Eróticos

LA MAESTRA APRENDE DEL SEXO

... mi cuerpo, succionando con dureza mis pezones, quería lamer mi concha, pero yo me negaba, pero con sus fuertes brazos me hizo separar las piernas y empezó a lamer con lujuria mis jugos que caían de la excitación. Empecé a retorcerme de placer y gemir mientras me devoraba con más fuerza hasta que me giró y con sus fuertes brazo me levanto a pesar de mi tamaño para ponerme boca abajo sobre la mesa de la cocina, separó mis piernas y de un solo envión me clavo lo más profundo posible. Me empezó a bombear como loco, como desesperado, mientras con sus manos me tomaba de mis hombros para lograr una penetración profunda y con rudeza. Yo no podía parar de gritar del placer, el momento estaba llegando, me tomé fuerte de mesa y levanté un poco más mi cola para sentir mejor sus testículos golpear mi clítoris y hacerme acabar. Me siguió bombeando un poco más y se descargó en mis nalgas dejándome toda pegajosa por su leche.
Nuevamente estábamos en silencio, luego me pidió que le permitiera ducharse en mi baño, a lo que accedí. Al rato me pide que le dé una toalla, y al llevársela me tomó y me metió al agua junto a él. Tenía su verga dura todavía así que volvió a penetrarme ahí, bajo el agua, mientras yo no sabía si abrazarlo o que hacer en esos momentos. Esta vez se descargó en mi interior. Luego de secarnos yo ...

... salí primero del baño y me dirigí a la habitación, él llegó por atrás y me abrazó comenzando a besar mi cuello mientras me llevaba a la cama y me decía que sabía que era primeriza y me quería enseñar todo. Me sentó en la cama y parado frente a mí me dijo que le chupara la verga. Mientras la miraba pasaban por mi cabeza las imágenes de los videos que había visto pero aun así no sabía cómo empezar. Así que él la tomo y me la metió a la fuerza en mi boca, diciendo que abriera más y más por que comenzaba a crecer de nuevo. A duras penas logro entrar, era gorda y venosa, pero me costaba, a pesar de que él tomaba mi cabello y movía mi cabeza a su antojo. Mientras me hacía chuparla me decía que tenía mucho que aprender, y cuando se puso bien duro se recostó y me hizo montarlo para que yo cabalgue sobre su verga. Aprovecho para chuparme bien las tetas mientras yo me movía, cada vez con más ritmo, me estaba animando a más. Ya me comencé a soltar y a gemir, y con una de mis manos presioné su cabeza a mis tetas que lo estaba disfrutando un montón. Empezó a moverse junto a mí logrando que llegáramos al mismo tiempo.
Este era el comienzo de mi nueva etapa, el disfrutar del sexo y aprender más. Tenía un semental con experiencia de profesor y ahora estaba convencida de aprender, y eso hice a partir de entonces.