El mejor amigo de mi marido
Fecha: 02/02/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: roberxl, Fuente: RelatosEróticos
... Aquel preámbulo me estaba aturdiendo, me retorcía de cosquillas y placer, reía y gemía a partes iguales. Sus mejillas rasposas sobre mis piernas, su lengua, sus labios. Subiendo y subiendo, ummmmm, hasta conseguir apartarme las bragas y llevarse a la boca mi sexo. Sexo que en realidad, ya era suyo pues yo se lo entregaba completamente embriagada por las delicias de aquel hombre.
Recuerdo que no dejaba de pensar. -Soy una “puta”, estoy casada pero abierta de piernas como una “puta”, y me muero de ganas de que este tío me coma el coño hasta que me mate… Era extraño, no podía dejar de pensar esa clase de cosas. Tantos años casada y Martín y yo nunca habíamos hablado sobre si nos permitiríamos alguna infidelidad. Pero ya era tarde para eso, mientras pensaba en las situaciones más rocambolescas, Rober había llegado a mi sexo y estaba dedicándole toda su atención, revolviendo con su lengua aquel cenagal pringoso e indecente.
-Estás muy mojada, Dora. Mírate, tienes las bragas empapadas.
-No, eres tú. Es por tu culpa, yo no soy así… Dije intentado excusar mi obsceno comportamiento.
Rober se acomodó y volvió a meter uno de sus dedos en mi interior. Entonces buscó con tiento mi clítoris y se puso a jugar con su lengua alrededor. Yo lancé un chillido muy infantil, cuando vi que intentaba romperme las bragas. Era excitante, salvaje. Un animal salvaje enfrentándose con ferocidad a mi delicada lencería.
-Bonitas braguitas.
-Cómetelas, cabrón -dije fuera de mí. Hacia ...
... vibrar su dedo cosquilleando en mi vagina y ya empezaba a no poder soportar aquello.
Rober me sonrió y me empezó a chupar y a morder.
-Delicioso, y recién arregladito, ¿verdad Dora? Lo sabía, te mueres de ganas ¡eh, zorra!
-¡Sí, cabrón! Es todo para ti. Cómetelo. Le dije.
Me encantaba que utilizara esas expresiones tan fuertes conmigo, “zorra”, ¡¡OH, Sí!! Así me sentía: Una zorra desesperada porque Rober recorriese con sus manos todos los caminos de mi cuerpo, porque hallara cada senda en mi piel.
El chapoteo en mi sexo sonaba alto y claro. Yo pellizcaba la almohada, la mordía, me metía la mano en la boca para no gritar. Pero entonces, Rober suavizó y se puso a lamerme el coño con una delicadeza y dulzura suprema. Dibujó con la punta de su lengua las letras del abecedario sobre mis húmedos labios. La A empezaba desde mi clítoris, dos líneas y luego cruzaba los labios de derecha a izquierda. La B fueron dos delicados círculos, con uno envolvió mi clítoris y con el otro la entrada de mi sexo. La C, un arco fascinante desde el clítoris hasta el mismísimo ano. D, F, G, H –Ummmmm, me volvió loca ya que rozaba el clítoris sin tocarlo, la mejor fue la minúscula “i” ya que el tío repasó verticalmente toda mi rajita y al final se puso como loco a succionarme el clítoris... Y estallé de gusto. Su dedo jugueteando y la lengua de aquel tío, eran una combinación difícil de tolerar por mucho tiempo. Grité, y grité mi orgasmo y todo el caudal de placer que derramé se vertió ...