1. El mejor amigo de mi marido


    Fecha: 02/02/2018, Categorías: Infidelidad Autor: roberxl, Fuente: RelatosEróticos

    ... que parecía seguir dormido, pero sólo lo “parecía”. Una visible erección debajo de sus pantalones de pana le delataba. Entonces comprendí que nuestra relación no volvería jamás a ser la misma.
    
    21 de Septiembre de 2018, San Mateo.
    
    La luz entra con maldad a través de la ventana de la cocina. Martín y Rober ya se habían marchado cuando desperté. Hoy es día festivo en Cuenca. Se han levantado temprano esta mañana para ir a Valdecabras, una aldea agraciada de la Serranía, muy cercana además. Por sus alrededores se pueden realizar unas fantásticas rutas de senderismo en plena naturaleza, perdiéndote entre arroyos y frondosidad.
    
    Son las doce del medio día, y después de que mi suegro viniera a recoger a Bárbara me he sentado en una de las ridículas sillas de la cocina. Dejándome remozar por el último frescor de la mañana, resacosa, me he puesto a hojear libros de ornitología con una cerveza a mano, intentando no reflexionar sobre lo ocurrido, sin siquiera estar segura de que todo no fuera más que un sueño vaporoso, etílico.
    
    Llega un sms, es Martín. Dice que en lugar de comer en casa iremos a un restaurante de las afueras, la Cueva del Fraile, pues Rober nos quiere invitar a comer en agradecimiento por alojarle con nosotros. Hay que joderse, pensé, encima el tío nos invita al mismo restaurante donde Martín y yo celebramos nuestra ...
    ... boda.
    
    A mi llegada, me encuentro a Martín y Rober echando una caña en el patio del restaurante, riéndose recuerdan sus años universitarios. Comentan aquella vieja historia de cómo se colaban en una residencia de estudiantes sólo para chicas, jugándose el tipo y el revolcón saltando desde el grueso muro del patio trasero hasta una de las ventanas de la primera planta. Es cómodo dejarse engañar por aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, pensé.
    
    Tras apenas saludarlos, nos vamos para dentro, ya es tarde. El camarero se acerca y Martín le pide que nos ponga en una mesa alejada donde podamos hablar sin dar voces. Pero cuando ya me iba a sentar, mi marido apoyando su mano en mi cadera me dice al oído: No Dora, Amor, tú te vas a meter debajo de la mesa y nos la vas a chupar. A los dos.
    
    Aquella sería la tarde más tórrida y extasiante de mi vida, y no sólo porque los tres acabásemos agonizando revueltos en nuestro sofá chaise-longe. Tampoco era la alegría por haber recuperado al marido amado y confidente que daba por perdido, aquel que había llevado a casa al mejor amante que una mujer casada pueda imaginar. Si no porque por fin me volvía a sentir libre y emocionada ante el comienzo de una nueva etapa en mi vida, mientras trataba de recordar dónde había anotado el teléfono de un viejo amigo la tarde que salí del calabozo.
    
    FIN… 
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