Marcela (I)
Fecha: 07/02/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Existen momentos que surgen insensatamente del olvido disgregando la imagen que nos hemos fabricado de nosotros mismos. Puede ser algo tan insignificante como un olor o un sabor que hemos experimentado en el pasado.Estos recuerdos dormidos emergen desde algún rincón nebuloso de nuestra memoria y nos confortan e iluminan nuestro camino como farolillos de verbena. La historia que voy a contar tuvo lugar hace muchos, muchos años, o al menos eso me parece a mí. En aquella época aún estaba realizando el servicio militar. Recuerdo que era una noche de domingo y que había salido a cenar con unos amigos. Después tenía que coger el coche, recorrer más de trescientos kilómetros y presentarme en el cuartel antes del toque de diana.La cena fue muy agradable y al salir acompañé a la gente a tomar una copa en un local, entonces de moda, en la parte alta de la ciudad.Teniendo que conducir más de tres horas en un SEAT 850 bastante tronado, decidí que lo mejor sería retirarse temprano, así que arranqué el coche y me dirigí a la entrada de la autopista más cercana. Aún no había recorrido ni cien metros, cuando, en una calle residencial de uno de los barrios más caros de Barcelona, encontré una doble fila de coches que circulaban muy despacio. No tenía más remedio que pasar por allí, supuse que no podría tardar mucho, me armé de paciencia y me situé detrás del último coche. Había avanzado apenas unos metros cuando advertí que a ambos lados de la calle había unas chicas espectaculares, ...
... prácticamente desnudas charlando con los conductores de algunos coches. Sus faldas eran tan cortas que por poco se agachasen podía ver sus culos perfectos. Me pareció extraño tratándose de un vecindario de tan alto nivel. De todas formas, era verano, había mucha gente de vacaciones y es posible que en aquel barrio no hubiese prácticamente ningún vecino.Observaba a las muchachas divertido cuando una de ellas me llamó la atención. Era una mulata soberbia, estaba algo apartada de las otras muchachas y la copa de un árbol la resguardaba de la luz de las farolas. Al pasar junto a ella la miré fijamente, ella miró hacia el interior del coche, pero no hizo ningún gesto por acercarme. Mi pulso se aceleró y empecé a experimentar un débil temblor nervioso. Continué circulando a la misma marcha lenta que hasta entonces, sin embargo, mi único pensamiento era adivinar como dar la vuelta para volver a ver aquella mulata deslumbrante.Al llegar al primer cruce, no dudé ni un instante, di la vuelta y volví por el mismo camino que había venido. Afortunadamente ella continuaba estando allí. Desde más distancia pude observarla mejor. Sin duda era una travestí, aunque sería más preciso decir que sin duda era una diosa travestí. Mi corazón se atropelló todavía más y la tiritona de manos apenas me permitía sujetar el volante.Cuando tuve la oportunidad de volver a dar la vuelta y circular por su lado de la acera ya no podía pensar con claridad. Nunca en mi vida había estado tan excitado. Al situarme por ...