1. El vagabundo y su dama (Parte 4)


    Fecha: 08/02/2018, Categorías: Infidelidad Autor: danisampedro91, Fuente: CuentoRelatos

    ... levantaba todo lo que podía mi culito, así su polla me entraba más, y notaba sus vellos púbicos y huevos pegar en mi ano cada vez que metía su polla.
    
    ¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Como me gustaba sentir entrar su polla y notar cómo sus huevos pegaban en la entrada a mi ano. Aquello junto al roce de su polla a mi próstata, el cuerpo del vagabundo sobre el mío y los mordiscos que me daba en la nuca, me estaban haciendo delirar de placer.
    
    Levantaba todo lo que podía el culito, así podía notar su vello púbico pegado a mi ano, y cómo su polla me abría el culo, introduciéndose en mí. El cabrón del vagabundo me estaba llevando al clímax del placer. ¡Que bien me follaba el cabronazo!
    
    Después de un buen rato dándome por el culo, empezó a gritar que se corría. Me corro, me corro mi amor.
    
    ¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba el vagabundo mientras se corría dentro de mi culo.
    
    Yo levantaba todo lo que podía el culo pegándome a él, como si tuviera miedo de que saliera su polla, y no me pudiera preñar de leche el culito.
    
    Después de derramar todo su semen dentro de mi culo, quedó tumbado sobre mi espalda, dándome besos por ella, y mordiéndome la nuca y hombro.
    
    ¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto mi amor!
    
    Cuando recuperó el aliento de la follada que terminaba de darme, sacó su polla de mi culo, tumbándose boca arriba a mi costado. Yo caliente cómo estaba, fui derechito a su verga. La agarré suavemente con mi mano, y acariciándosela, la llevé a ...
    ... mi boca, saboreando los restos de semen que tenía.
    
    Chupaba el glande y lamía la piel del prepucio, mientras iba acariciándole los huevos. Era como si fuera exprimiéndolos para que soltaran todo su jugo.
    
    El vagabundo con sus manos en mi cabeza no paraba de gemir; todavía tenía la verga muy sensible a causa de la eyaculación; ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Me vas a matar mi amor, para para, que vas a acabar conmigo.
    
    Pero yo no paré hasta eliminar todo resto de semen; por más que chupara, no salía nada de la polla del vagabundo. Así que después de chuparle la polla y comerle los huevos, le empecé a lamer y mordisquear el perineo, luego le mordisqueaba la parte interna de los muslos, sacándole unos gritos de placer, hasta que fui subiendo por su pecho hasta alcanzar sus pezones. Se los empecé a chupar y mordisquear, dejándoselos hinchados y colorados de tanto que los chupé.
    
    Luego seguí subiendo por su cuello, donde además de morderlo, le hice unos buenos chupones.
    
    Ahí ya no aguantó más, y tumbándome sobre el colchón, se echó encima mía, apoderándose de mi boca, succionaba mi lengua, me mordía los labios de tal manera, que me los dejó super hinchados y rojos como fresas maduras.
    
    Yo estaba caliente y empalmado como un adolescente en su primera vez, pero el vagabundo no me daba tregua, sabía que yo estaba caliente y necesitaba que me follaran. Me dijo sin soltarme, vamos a descansar un poco, que pronto va a venir el argentino, y va a quererte dar por el culo ...
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