1. Crónicas de Diana III


    Fecha: 17/06/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Dianita96, Fuente: CuentoRelatos

    ... estado, sin contar con lo que pasaría si la policía venia.
    
    —Tiene una erección – dije sin pensar, esperando que esto me diera algún tiempo.
    
    El hombre paro de golpe y se me quedo mirando rojo por un segundo.
    
    —No es necesario que diga nada, lo entiendo. Ver a una chica de 18 años en esa situación pondría nervioso a cualquier hombre. Entiendo que no quiera aceptar dinero, pero usted entienda que yo no puedo dejar que mis padres se enteren de esto… Pensaran que su hija es una puta o algo peor. Que estaba haciendo un show por internet, y no es así. Solo he cometido un error. Y el castigo es exagerado.
    
    El hombre siguió inmóvil mirándome a los ojos.
    
    —Le haré una paja… y así no dirá nada. Por favor.
    
    Sin decir nada se quedó quieto unos segundos hasta que se volvieron a escuchar ruidos de pasos y cambio de rumbo, dirección a los lavabos. Al parecer, me había salvado, aunque no sabía cómo saldría ahora de esta situación tan humillante en la que me había metido.
    
    El hombre decidió entrar en los baños de tíos, me arrastro hasta el último cubículo y entrándome dentro y dejando todas mis cosas a un lado, empezó a desabrocharse el cinturón escondido por su notable panza. Yo cerré rápido la puerta con pestillo y me quede paralizada por el miedo de la situación en la que me había metido. Pero una paja, era un mal menor a perder el respeto de mis padres, y la humillación pública. Rápidamente vi como asomaba un pequeño prepucio por debajo de esa panza y me queda quieta ...
    ... mirándolo aterrorizada. Ni siquiera estaba circuncidado, cosa que normalmente no me importa, pero acompañado de los pelos en su ingle y en su cuerpo en general, me quede inmóvil pensando en lo asqueroso que sería tocar eso. Pero obviamente el hombre agarro mi mano tembloroso y la dirigió hacia su miembro. En estado de shock empecé a menear su pene notando como aumentaba algún que otro poco centímetro más, cuando su respiración y aliento me llegaban directo a mi cara. La situación me daba asco de verdad cuando el hombre me pidió que le hiciera una felación, aludiendo que nunca en su vida había recibido una. Y sin querer bromear, el escaso tamaño de su pene, trece centímetros como mucho, sumado al tamaño de su panza, complicaría extremadamente la tarea, y por eso mismo no dudaba de la veracidad de la afirmación. Pero ese no era el trato, así que me negué mientras que notaba un líquido humedeciendo mi mano cuando de golpe escuchamos a un estudiante entrar en el baño.
    
    El Segurata decidió aprovechar la situación para forzarme a colocarme de rodillas, algo a lo que intente negarme, pero que cedi al oír los ruidos que estábamos haciendo, y al no querer ser descubierta por ellos. De golpe note como me agarraba del pelo con cierta delicadeza y me acercaba a su pene. Yo seguía negándome a tal acción, pero tenía más fuerza que yo y me acercaba progresivamente a su pene, y a mí, se acercaba el asqueroso olor de un pene que parecía no haber sido lavado en tiempo. Mi frente chocaba contra su ...