1. Me la follé y ni se enteró


    Fecha: 16/02/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Esta historia es verídica y no la he contado antes por temor a posibles represalias de mi mejor amigo. Me llamo Iván y tengo 18 años, si bien cuando ocurrieron los hechos contaba solo 15. Mi mejor amigo se llama Fernando y tenía 16 años. Cuando íbamos al Instituto a los dos nos gustaba la misma chica, Raquel, de mi misma edad, que pronto empezó a interesarse por Nando y me dejó a mi de lado.
    
    Pasé los tres peores meses de verano viendo como Nando se aprovechaba del lindo cuerpo de Raquel, una bonita chiquilla de 1.75 de altura, melena larga y castaña (que me hacía calentar pensando en el color de los rizos de su coño), unas tetas pequeñas pero ricas y un culo ideal.
    
    La amistad con Nando era muy fuerte, pero cada vez que le veía amorrándose a Raquel me ponía de una mala hostia, pero no lo exteriozaba, al contrario, me hacía el simpático y procuraba arrimarme a la chica para recibir su roce o su olor a hembra recién abierta, pues más de una vez Nando me había contado como comenzó a tocarle las tetas por encima de la camisa para acabar tirándosela sobre una manta un día de campo.
    
    Con el tiempo conocí a una chica llamada Eva, de mi edad, que por cierto era muy amiga de Raquel, y con la que acabé unas semanas después perdiendo mi virginidad en la cama de mi habitación un día que no había nadie en casa. Desde entonces me la follo cada vez que quiero, aunque la muy pija no quiere que me corra en su coño, y siempre me obliga a usar condón, aunque si se traga mi leche cuando ...
    ... me corro en su boca, cosas de adolescentes.
    
    Nuestra relación con Nando y Raquel eran excelentes, salíamos los cuatro en pandilla, y más de una vez nos pegamos el filete las dos parejas en el salón de una casa que Fernando tenía en el campo y que sus padres casi no usaban.
    
    Siempre le hacía bromas a Raquel, pero cuando algunan vez me intenté sopasar con ella, me tuve que conformarme con un rechazo claro, que yo disimulaba como podía bromeando con ella. Un día, poco tiempo antes de que comenzara el curso, nos desplazamos a un pueblo situado a pocos kilómetros de dónde Nando tenía la casa del pueblo, dónde había fiestas. Estuvimos los cuatro bailando y bebiendo, y hasta nos permitimos el lujo de fumarnos unos porros. Cuando acabó la verbena, ya casi de madrugada, un amigo del grupo nos acercó en su coche a la finca. Como él también iba con su novia en el asiento de adelante, nos tuvimos que poner los cuatro detrás, mi novia Eva y Fernando en las puertas y Raquel y yo en medio de los asientos.
    
    Mientras duró el viaje por un camino rural, Nando y Raquel no paraban de morrearse, bueno, casi era él quien la besaba a ella, pues tanto la chica como mi novia estaban hechas unas piltrafas y apenas podían reaccionar.
    
    Nando le metió una mano a su novia por la camisa, supongo que para agarrarle una de las tetas que tanto me atraían, a la vez que le comía la boca. Ante ese espectáculo, yo también abracé a Eva, y deslizando el brazo derecho por su cuello, situé mi mano por entre los ...
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