1. Semen blanco, piel negra. Todo el color del sexo


    Fecha: 17/02/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... esperando una acción de este tenor, aguantó los embates del miembro rígido necesitado de concha donde expresarse.
    
    Sin desvestirnos, aparté la bombacha y se la enchufé con todo. La dureza de la verga, el tiempo sin sexo produjo algo de dolor. Todo urgente, necesidad sexual, la urgente necesidad de una hembra, y tan caliente me hizo acabar tan de prisa y tan intenso dentro de Xoana. La repentina e intensa acabada me sorprendió, sentía pudor de adolescente calentón por haberlo hecho tan rápido.
    
    Me disculpé por la “pendejada” de ser tan rápido. La pija se mantenía como al inicio, la concha tan caliente y mojada por su calentura y mi leche, sin sacársela había tiempo para remediar la premura del polvo.
    
    Seguí moviendo la poronga en ella, removiendo los jugos. Antes que pudiera disculparme, ella dijo que me comprendía, que estaba todo bien. La calentura se adueñó de nosotros, éramos un solo cuerpo, un solo deseo. Xoana, seguía sentada en mi verga, comenzó a moverse, poseída por la vehemencia de una calentura atroz que la consume. Nos cogíamos como si fuera nuestra primera vez, tal vez lo era, de esta manera al menos. Cuando llegó me abrazó, tan fuerte que aún lo siento, y besó para acallar los gemidos que salían de la garganta. En el trance del orgasmo de ella acabé, otra vez. Siguió moviéndose, lento disfrutando ese momento de locura y pasión, batiendo las dos acabadas.
    
    A medio reponer, se salió de mi verga, se sacó la bombacha, con parte de la acabada en ella. Se dejó ...
    ... estar, piernas abiertas que me regodeara viendo como el espeso semen, blanco se escurría sobre su piel negra, el contraste notable era un espectáculo en sí mismo, ver el producto de mi calentura fluir del interior de una concha con el interior brillante y rosada, y escurrirse por los muslos de ébano.
    
    Nos agradecimos el desahogo mutuo, nos besamos nuevamente.
    
    La risa afloró en el marfil de sus dientes perfectos, cuando reparó que estaba hecho un estropicio, parte de sus jugos y mi leche habían dejado las consecuencias de un polvo tan disfrutado.
    
    Salimos, ella sin ponerse la enlechada bombacha, acordamos un encuentro más cómodo, en la salida del día siguiente.
    
    Esta vez fue más ordenada, pero igual de caliente. Durante el día nos costó estar concentrados en el trabajo, aún más disimular cuando nos cruzábamos delante de extraños. Nos encontramos en un apartamento que comparto con un amigo para estos encuentros de “trampa”. Ahora era ella la más calentona, nos desvestimos incitándonos en cada movimiento. Nos cogimos desnudos, ella encima sacudiendo su humanidad enchufada en el falo enhiesto, casi siempre la vez siguiente todo la pasión transcurre incrementando la dimensión del placer.
    
    Subiendo y bajando de mí, daba rienda suelta a la satisfacción sexual, se descontrolaba y gozaba a más no poder, dueña de la situación estaba disfrutando con todo. Paró, acarició su clítoris, y con los ojos en blanco, en silencio, tan solo una vibración interior estaba manifestando su ...