Me cogieron por primera vez
Fecha: 18/02/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: AlbertoFlorida, Fuente: CuentoRelatos
Tenía 18 años y estaba en el último año del secundario cuando por el trabajo de mi papá teníamos que mudarnos de ciudad. No quería perder a mis amigos de toda la vida así que les dije a mis padres que no me mudaría. Sorprendentemente ellos lo entendieron pero me dijeron que no podían pagarme un alquiler completo así que necesitaba conseguir un compañero.
A las 2 horas ya había arreglado con mi mejor amigo y al día siguiente señamos un departamento para los dos, todo parecía demasiado bueno para ser verdad. Y lo era. Mi amigo no le había dicho nada de esto a sus padres, que pusieron el grito en el cielo y le dijeron que se quedaría en su casa. Mis padres ya tenían que mudarse y no tenía tiempo de buscar a nadie más, pero mi amigo, que se sentía culpable encontró la solución en tiempo record. Un primo lejano de él quería vivir en nuestra ciudad por un trabajo así que lo llamó y le ofreció vivir conmigo. Estuvo de acuerdo y todo quedó arreglado.
–Hola, soy Juan– me presenté cuando nos conocimos, mientras los dos entrábamos nuestras cosas.
–Manuel– me dijo, y siguió con sus cosas. El apretón de manos que me dio, me hizo doler. Era mucho más grande que yo en todo sentido: medía 1,80 por lo menos, unos 10 cm más que yo, era de contextura grande sin ser gordo, con un torso y unos brazos firmes y tenía 35 años. Me pareció bastante hosco y me preocupé por la convivencia.
Un mes después mis preocupaciones habían desaparecido. Si bien él trabajaba casi todo el día y ...
... estaba en nuestra casa casi exclusivamente para cenar y dormir nos llevábamos de maravilla. Parecía saber de todo y tenía mucha calle, por lo que me aconsejaba en cada cosa que hacía, incluso varias veces salimos a tomar algo y trató de presentarme alguna amiga de su ligue ocasional. Para mí pesar no logre nunca pasar de un beso por lo que me mataba a pajas. Sobre todo cuando Manuel traía alguna chica a casa y la escuchaba gemir desde su pieza.
Eso fue lo que desató todo, a mis 18 años y todavía virgen, me masturbaba todos los días sin parar. Después del colegio y de almorzar tenía toda la tarde solo en casa por lo que conectaba la computadora a la tele y veía porno durante horas haciéndome paja tras paja.
Tanto era así que un día en medio de una paja furiosa llegó Manuel y me encontró en plena tarea. Yo me quedé petrificado, pero el no dijo nada. Sólo acomodó su sillón, se bajó los pantalones y exclamando “Que duros los tiempos de sequía” se puso él también manos a la obra. Manuel quedaba sentado a un costado mío, pero no muy cerca, las luces de la tv no iluminaban demasiado así que no había mucha diferencia con estar solo. Cuando pasó la sorpresa por su entrada, me dispuse a seguir con mi paja. Cuando los dos terminamos lo único que dijo al respecto fue: -Mañana esperame, que vengo en mala racha-. Y así fue, desde ese día todas las tardes noches nos masturbábamos a unos metros uno del otro, ya que Manuel no me había dicho nada al respecto, y a mí realmente me ...