1. Ayudé a mamá a que recuperar su sexualidad


    Fecha: 21/02/2018, Categorías: Hetero Autor: Cabrera1993, Fuente: CuentoRelatos

    ... ver que le daba al stop.
    
    -Cariño, que me da “cosa” el que puedas ver a mamá “en pelotas”.
    
    -¿Ahora me vienes con esas..? Vamos niña, no me seas mojigata. Mamá tendrá el cuerpo como todas ¡No te jode! Eso sí, con dos tetas y un culo algo más desarrollado que la media nacional.
    
    -¡Cómo el mío! ¿verdad? Gracias por la indirecta.
    
    -Vamos nena, no te enfades. ¿Ayudamos a mamá, o no la ayudamos?
    
    -Venga, va.
    
    Le di al play, y nos dispusimos a ver “la película” (presumiblemente porno).
    
    Evidentemente Sara (así se llama la mamá) se desnudó. Pero lo que nos dejó estupefactos fue, cuando del fondo de un cajón del armario sacó un picardías color malva. Se desprendió de hasta la braga y el sujetador y quedó como vino al mundo.
    
    Tuve el arrebato de parar la grabación, pero me di cuenta en un segundo que sería una estupidez, ya no había marcha atrás; aunque con cierta vergüenza, me dispuse a afrontar todo lo que viniera después.
    
    Mamá se puso el picardías color malva que le dejaba al descubierto casi todo el pecho aún turgente; y la mitad de aquellos glúteos y muslos que Félix miraba con los dos ojos abiertos como platos.
    
    Se acostó boca arriba, y se ubicó la cámara de tal forma, que se le veía el pubis y los muslos casi en un primer plano. Estaba esplendorosa, parecía una diosa recién salida del Olimpo.
    
    Yo me sentía rara ¡Coño! que era mi madre, y una no está acostumbrada a ver a su mamá de esa guisa; y temiendo algo terriblemente fuerte. Mi marido estaba más ...
    ... “colorao” que un tomate, y los ojillos le brillaban.
    
    Lo que vino después fue algo que me “heló la sangre” y a Félix le puso lívido. Mamá saco un consolador de un cajón de la mesilla de noche que parecía “la polla de un Senegalés” (No por el color, sino por el tamaño). A la vez de otro cajón de la misma, sacaba dos marcos con dos fotos, una de ellas era la de papá, la otra no se distinguía bien por la ubicación del marco en ese momento.
    
    Colocó ambas fotos, una a su derecha y otra a su izquierda. Se abrió bien de piernas; lubrificó el dildo con una especie de crema transparente que extrajo de un tubo, y se lo metió hasta los mismísimos huevos artificiales.
    
    Entre jadeos y suspiros, mirando a la foto de su difunto marido, y moviendo el culo y caderas de arriba abajo y de izquierda a derecha, decía con palabras entrecortadas.
    
    -Manolo (Así se llamaba mi padre) ¿No querías verme follar con otro hombre? Ya que no te quise dar ese capricho en vida, te lo doy ahora, por si desde donde estás puedas verme.
    
    Tomo el retrato del señor Manolo, le dio un beso y le dejó donde estaba. Se nos heló la sangre cuando tomaba el otro marco, que situándolo delante de sus ojos, le decía en su delirio a la imagen que lo contenía:
    
    -Fóllame Félix, follame, soy todo tuya, pero antes deja que te “coma la polla”. Se sacó el consolar y empezó a lamerlo con una avidez desmedida.
    
    -Seguro que la puta de mi hija, no te folla cómo yo. ¿A que no, Félix? ¡Cómeme el coño, cariño!
    
    Se volvió a ...