Aficionada a leer relatos eroticos
Fecha: 27/02/2018,
Categorías:
Sexo a distancia,
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... ortografía, lo envié al mismo "site" que los anteriores.
Luego, pensé que merecía alguna atención por mi parte, como premio a su amabilidad, y se lo remití como "adjunto" en un mensaje de correo, en el que escribí:
"Gracias, Julia, por tu bondadosa opinión. Eres la primera y única persona que me ha felicitado, así es que, en agradecimiento, acompaño la continuación del relato, que en la página no se pondrá hasta dentro de dos semanas.
Muchas gracias, y un saludo".
Al día siguiente, al recibir mi correo electrónico a primera hora de la mañana, encontré un nuevo mensaje Agradezco mucho que me hayas concedido la primicia. Es mejor aún que los anteriores.
¿Sería posible que nos conociéramos?. Vivo en x (nombre de otra ciudad).
Un abrazo. Julia".
Estuve pensando un rato en aquella oferta. Alguna vez había tenido que viajar a x, por motivos profesionales. Pero, soy un hombre casado, y no quería "líos de faldas". Además, me parecía que una mujer que de aquella forma pretendía establecer relación con un desconocido, sin duda debería tener algún problema de relación. O era mayor, o poco atractiva. Y no es que crea que sólo las jovencitas, y las muy guapas, tienen derecho a la vida, pero yo tengo mis gustos. Contesté:
"Lo lamento, Julia, pero eso no es factible". Entre otras cosas, porque yo no vivo en x.
Gracias por tu amabilidad y un saludo".
Después de releer el texto, borré "saludo" y lo sustituí por "abrazo". Luego pensé "¡Qué demonios!. Voy a darle ...
... alguna satisfacción por su ofrecimiento". Borré "abrazo", lo sustituí por "beso", y envié el mensaje.
A primera hora de la tarde, me conecté de nuevo con el servidor de correo. Había tres mensajes, uno de ellos de Julia:
"Al menos, no te importará hablar conmigo por teléfono. Mi número es el 9xx xxx xxx.
Espero tu llamada. Muchos besos".
¡Caramba!. Esto se estaba poniendo cada vez más íntimo. Después de pensarlo largamente, traté de convencerme a mí mismo de que aquello no me comprometía a nada, y quizá, podría saciar mi curiosidad acerca de la chica. La dificultad era encontrar el momento propicio. En casa ni pensarlo, y en el trabajo, mi secretaria podía perfectamente escuchar la conversación. Decidí olvidarme de ello.
Pero no pude evitar estar dándole vueltas al tema todo el día siguiente. Por un lado, aquello no conducía a nada. Aunque fuera la mujer más deseable del mundo -y yo lo dudaba- y salvadas las dificultades debidas a la distancia, no me atrevería nunca a conocerla, y menos a tener una aventura con ella, que era el único motivo por el que podría decidirme a hacerlo. Soy ya mayorcito para meterme en problemas. Por otra parte, la idea de "echar una cana al aire", aunque no fuera de inmediato, me producía cierto cosquilleo en el bajo vientre...
Al otro día, recibí un correo de juliar@etc. que tenía un archivo gráfico adjunto. Lo abrí. Era la foto digitalizada de una chica morena, ojos oscuros -aunque en la foto no se distinguía el color- y bonita ...