Mi jefe me hizo aullar de placer
Fecha: 27/02/2018,
Categorías:
Masturbación
Autor: realthing31, Fuente: CuentoRelatos
Soy una hembra mexicana, muy voluptuosa y de las más putas, viviendo en Estados Unidos; y quiero platicarles mis experiencias. Después de la decepción que tuve ante mi esperada primera experiencia sexual, estuve un tiempo muy deprimida, odiando mi cuerpo muy desarrollado para la edad que tenía en aquella época…
Mi noviecito de mi misma edad, achacó su bajo rendimiento y su falla, debido a la enorme excitación que le causé cuando vio mis tremendas nalgotas, mis muslos gordos y mi panocha húmeda y peluda; además de que el olor penetrante de mi sexo, lo habían terminado por bloquearlo.
Total que fue el fin de mi relación con él, pues además se encargó de correr la voz con todas las amistades de la Prepa que yo era bien facilota. Cuando entré a mi primer y único empleo, conocí a un señor que casi me doblaba la edad; era uno de los hombres más importantes del corporativo de abogados y el más asediado por todas las mujeres que allí laborábamos. Precisamente ocurrió lo contrario conmigo, pues sin mostrarme coqueta e insinuante con él, aquel hermoso ejemplar masculino se fijara en mí, y de ser secretaria general en aquella oficina, me pidió como su secretaria particular.
Entre semana yo me la pasaba sentada en mi escritorio que estaba fuera de su privado, pero los sábados, entraba al interior para darle los detalles ocurridos durante la semana laboral y recibir instrucciones para la semana que seguía… Poco a poco me di cuenta que a él le agradaba verme las nalgas en ...
... jeans súper untados, o minifaldas muy cortas, donde toda la exuberancia de mis muslos quedaba al descubierto. Así que los días sábados podíamos ir vestidas como nos viniera en gana, olvidándonos de los tradicionales uniforme que nos poníamos los demás días.
A las 4 o 5 semanas, mis compañeras me preguntaban que si ya me había acostado con él, pues las anteriores secretarias todas lo habían probado y todas ellas coincidían que su verga era muy rica y grandota. Lo que había pasado con mi noviecito me había impedido pensar en volver a repetir la experiencia, pues en realidad me sentía fea y gorda. Pero mi jefe me hizo borrar toda mala impresión que traía en mente.
Ese sábado llevaba y una minifalda floreada, sin medias, pues era pleno verano y aquí en mi ciudad las temperaturas alcanzan los 42ºC. Al sentarme en mi silla, alejada como unos dos metros de su escritorio y frente a él, le permitía apreciar mis gordos muslos, que con la presión de la silla, se expandían enormemente. El trataba de disimular que no me veía, yo iba decidida a llegar hasta el límite y ver que sucedía, pues se hablaba tanto de él, de su forma de seducir y quise comprobarlo. Y creo que a propósito lo hizo, pues al cabo de unos minutos, se puso de pie y se recargó en su escritorio, quedando de frente a mí, mientras seguía dictándome sus instrucciones y yo tomaba nota y le veía su gran erección bajo el pantalón.
En el colmo de la cachondería y con la intención de querer calentarlo aún más, crucé mis ...