1. HERMANOS SIN TABU CAP 6 (CON MI HERMANA ESTEFY)


    Fecha: 01/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... de mi hermanito. Más tarde él y mi padre se fueron a nadar. Mi mamá decidió tomarse una siesta. Ángela y su novia seguían en la habitación, así que sólo estábamos Estefy y yo, solas en el cuarto. Ella en su laptop y yo mirando una revisa de modas. —¡Andrea! ¡Mira! —exclamó, señalando su pantalla —. Estuve investigando un poco de éste lugar y dice que hay una playa nudista muy cerca de aquí. —¿Nudista? Eso suena bien —miré el mapa. No quedaba muy lejos. Podríamos ir si nos lo propusiéramos, y tal como estaba la mirada de mi hermanita, supuse que en eso estaba pensando —¿Estás segura de que te puedes desnudar frente a otras personas? —Claro. ¡Vamos! Sólo nosotras. Tomamos el autobús y ya. Volveremos en unas horas. —Es que… no sé. A mí no me da eso de andar desnuda frente a desconocidos. Tú eres la rarita a la que le gusta exhibirse. —No seas mojigata. Anda, vamos. No tardó mucho en convencerme. Yo adoraba a mi hermana menor, así que dije ¿por qué no? Apurada por ella, empaqué un poco de bloqueador solar, toallas y otras cosas para la pequeña excursión que íbamos a hacer. Le dejamos una nota a nuestra madre y tomamos el autobús en el paradero de la esquina. Estefy iba muy guapa, con una minifalda de cuadros y un top. Era una diva andante y envidiaba su belleza exótica, tierna y casi infantil e inocente, como de quien no rompe un plato. Crucé un brazo alrededor de su cuello y le dejé un besito de pico en sus labios. Unos chicos que estaban en el asiento frente a nosotros ...
    ... nos miraron y se rieron con expresiones alucinadas por lo que veían. Le estaban echando el ojo a Estefy. Llegamos a la playa, y tuvimos que andar por un camino de tierra e internarnos un poco entre la maleza. El campo nudista estaba justo frente a nosotros, y era espectacular. No se veía una sola persona vestida. Incluso las familias y sus hijos andaban sin nada. Estefy sonrió, victoriosa, y antes de poder decirle nada, se desabrochó la falda, se quitó su tanguita, su top y su sujetador. Metió todo a la bolsa. —¿Qué esperas? ¿vamos a nadar, Andrea? —Bueno… ya voy, sí. Penosa, me bajé los shorts y la camiseta. No llevaba nada más, así que quedé desnuda en un dos por tres. Miré el cuerpecito de mi hermana, tan virginal que casi quería que se conservara así, con sus labios vaginales todavía apretaditos y su coñito depilado. Sus tetas, que no eran más grandes que las mías, estaban firmes, con sus pezones un poquito tiesos por la emoción. Nos tomamos de la mano y bajamos por la pequeña duna hasta la playa. Yo esperaba que las miradas se posaran en nosotras, pero no era así. Creo que la gente ya había perdido la curiosidad, porque todos estaban desnudos. Hasta los ancianos, lo cual no era un espectáculo muy agradable a mis ojos. Por un lado vi a una pareja de adultos, tendidos en la arena. La mujer, despreocupada, le masajeaba las bolas a su esposo mientras platicaban. Unas niñas corrían por ahí haciendo castillos de arena, un negro se paseaba por la orilla, con su inmensa polla ...
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