los vecinos
Fecha: 03/03/2018,
Categorías:
Intercambios
Autor: sayago19, Fuente: SexoSinTabues
... cometido. Otros labios están en mi cuello y unas manos femeninas acarician mis senos, por encima de la playera que uso para dormir, con sabiduría pellizca mis pezones endurecidos. La lengua de Ella se desliza hasta mi oreja y entra fugazmente en ella, sus dientes se prenden con cautela de mi lóbulo (el cual seguramente está enrojecido por la excitación). “Quítate la playera” me ordena, Él deja de besarme y lentamente obedezco; ambos aprovechan la pausa para desnudarse también. Ver los 18 centímetros erectos y gruesos del Él, me hacen desear sentirlo dentro de mi, saborear antes con mi lengua ese tronco salpicado de venas y acariciar sus testículos libres de vello que cuelgan llenos de leche caliente. “Luis, quítale la tanga” lanza una orden, la cual es prontamente obedecida; mientras sus manos me despojan de la prenda con rapidez su boca se posa en mi vagina, su lengua prontamente acaricia mi clítoris, logrando humedecerme aún más. Ella se levanta sobre el sofá y aproxima su vagina a mi boca, su olor es embriagador, mi lengua se extiende con cautela y toca con la punta el licor que escurre por sus muslos. El sabor es divino, excitante, todo un afrodisiaco natural. Mis brazos se extienden y tomándola por las nalgas la acerco, para comenzar a darle lengua en esa celestial cueva; Ella comienza a exhalar dulces quejidos, mientras toma mi mano y la aproxima a su ano, comienza a mostrarme la forma en que le gusta que se lo acaricien, como rodear su estrecha rugosidad. Como si ...
... estuvieran comunicados Luis introduce dos dedos en mi cueva mojada, estimulando suavemente en ella; mientras su otra mano recorre mi trasero y comienza a estimular mi culito, casi como si fuera una copia de los movimientos que ella me dirige. Su dedo se abre paso dentro de mi ano, despacio, explorando con cautela; ¡hace tanto tiempo que solo mis dedos eran los que sentía allí! siento que estoy a punto de terminar, pero la magia termina cuando Juan se retira de mi cuerpo. Mi hambrienta vagina también queda huérfana de caricias y, antes de que pueda preguntar algo, Luis me ordena: “Ponte de perrita”; obedezco con rapidez y el poderoso miembro viril entra en mi boca abierta. El sabor salino de su líquido lubricante es un aderezo más, mi lengua trata de rodear el tronco mientras mis labios suben y bajan a lo largo de su gruesa y venuda extensión. Acaricio sus testículos llenos de leche esperando a ser expulsada; mi otra mano soba sus duras y redondas nalgas, cuando unos dientes muerden suavemente las mías. Una lengua húmeda y traviesa comienza a jugar con mi apretado culito, mientras dedos femeninos juegan con mi clítoris y entran en mi mojada panochita. No puedo soportarlo y termino en un orgasmo fantástico, como hacía mucho no sentía, mis jugos se siguen derramando mojando la mano que me llevó al éxtasis y un quejido sale de mi garganta ocupada por la verga dura de Luis; sin embargo sigo chupando esa deliciosa lanza de carne, mi lengua la recorre sintiendo sus gruesas y palpitantes ...