Mi vecinita
Fecha: 03/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: molotov, Fuente: SexoSinTabues
La había visto crecer. La había visto evolucionar de niña a mujer. Una mujer auténticamente de bandera. Raro era el día que no me la cruzaba en la escalera, el ascensor o las zonas comunes del edificio de viviendas donde residíamos con nuestras respetivas familias. Al principio no era más que una niña de trenzas vestida con un suéter verde con el escudo del colegio y la falda tableada de cuadros escoceses del uniforme escolar. Menuda, callada, muy tímida y feucha. Luego fue creciendo desgarbada, pero con las mismas trenzas, dentro de la misma ropa que parecía crecer con ella. Pero seguía siendo tímida y callada, resultaba imposible verle los ojos y mucho menos sonreir. Agravado este último aspecto por una ortodoncia que la hacía cerrar permanentemente la boca apretando los labios. No dejaba de ser una adolescente con trencitas, uniforme de colegio, tímida, delgaducha, desgarbada, feucha y con brackets. Una más entre la multitud de adolescentes tímidas, delgaduchas, desgarbadas, feuchas y con bracket La redescubrí, o mejor dicho, le comencé a ver como una muchachita hermosa, con un cuerpo muy bien formado, un tipazo impresionante, un nunca mejor dicho buen día. Ya no peinaba trenzas no vestía el impersonal uniforme escolar, vestía unos tejanos ya muy desgastados y una deliciosa blusita blanca. Ambos salíamos de nuestros respectivos domicilios, puerta frente a puerta. Me sonrió, ya no usaba aquellos horripilantes alambres y su sonrisa era fresca y luminosa. Sus ojos hasta ...
... entonces siempre dirigidos hacia el suelo se abrían grandes y alegres como dos gemas azules. Fue dentro del ascensor cuando oí por primera vez su voz, suave, dulce, alegre y musical. Por un instante me pareció una de esas imposibles mujeres que triunfan en las pasarelas, o la música o el cine. Una jovencita deliciosa, educada, de voz dulce y maneras delicadas. Le cedí el paso al ascensor y en la cercanía de la cabina pude percibir el agradable perfume, literalmente a limpio, que como si fuera una flor desprendía toda su piel. Un golpe brusco desequilibró ligeramente la cabina, por un segundo se fue la energía y nos quedamos a escasos centímetros de la última parada. Creo que fue por efecto de la repentina parada que se apoyó en mi como buscando refugio. No te asustes ―le dije con voz que quiso ser segura. No estoy asustada. ―dijo ella con una voz dulce que sonó sensual. En escasos segundos la cabina del ascensor descendió hasta la parada solicitada y abrió las puertas. Ella salió delante de mí, ofreciendo el maravilloso espectáculo de su impresionante figura. Ya desde la puerta del portal, se volvió hacia mí y me lanzó un beso con la mano, luego la levantó agitándola y dándome un adiós que me supo a saludo. Hasta pronto vecino ―Dijo mientras salía ligera como la brisa. Durante todo el día no pude apartar me a aquella deliciosa joven de la cabeza. Incluso me pareció verla varias veces en la calle. Quizás fuera coincidencia pero nos volvimos a encontrar en el mismo lugar donde nos ...