1. Cita a ciegas


    Fecha: 04/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Iria, Fuente: CuentoRelatos

    Pasaban las 12 de la noche, cuando en una discoteca de ambiente selecto, se arremolinaban “la créme de la créme” junto a la barra para pedir esos cócteles impronunciables.
    
    Al fondo casi en la penumbra, se sentaba él, taciturno, con su whisky de 15 años en la mano, divisando todo el local y analizando al “ganado”. Quizás él iba a ser su cita a ciegas.
    
    Alto, delgado pero fuerte, con unos ojos verdes felinos, se le daba bien el arte de ligar, tenía esa labia y una seguridad especial en sí mismo, que tanto nos gusta a las mujeres.
    
    Pero esa noche no estaba por la labor de cazar, sino más bien de adorar su vaso de whisky y dejar pasar las horas hasta el cierre del local.
    
    De repente, entro ella, esa mujer llamaba la atención, su cabello pelirrojo y su vestido ajustado a un cuerpo esbelto y proporcionado para sus pasados los 40, resultaban no pasar desapercibidos para nadie.
    
    Incluido el chico del fondo de la barra.
    
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    Atravesó la atestada pista de baile hasta llegar a la barra. Su baja estatura le impedía llegar bien, el ruido de fondo de la música le impedía se oyera su petición al camarero.
    
    No le quedó más remedio que auparse sobre la barra semi recostada. Dejando su culo prieto bajo el ceñido vestido como en un escaparate.
    
    – Un tequila Sunrise, por favor.
    
    – ¡Enseguida encanto! -le contesto el camarero cachas, guiñando un ojo a modo de complicidad.
    
    Mientras esperaba se giró para mirar el panorama, no había nada de diferente a su ...
    ... alrededor.
    
    Los moscones de siempre, las chicas glamorosas, la engreída que se subía a un podio para que todo el mundo la mirase para excitación de su ego, los borrachos de turno y los que jugaban al billar al fondo en unos apartados que había.
    
    Su mirada, buscaba algo más, algo que llamará por completo su atención.
    
    Y ahí estaba el muchacho solitario del whisky que levanto su mirada al percatarse de la mirada insolente de ella.
    
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    Pago la consumición una vez el camarero se la sirvió acercándose a él sigilosamente, tanteando el terreno, enviando una sonrisa a modo de bienvenida.
    
    – Hola, me llamo Alma, puedo sentarme aquí.
    
    – Hola, encantado me llamo Iván y rotundamente SI por supuesto, puedes sentarte.
    
    -Sabes, resulta interesante ver a alguien en una discoteca abarrotada buscando un poco de intimidad con su copa. -dijo alma
    
    -Bueno, esta noche he salido pero he decidido me voy a portar bien, ¿sabes?
    
    -¿Así? y eso Iván… ¿Eres un monje o algo así? Aquí hay muchas mujeres que te están escaneando con la mirada, tienes muchas presas que caerían tentadas bajo tus pies.
    
    -No me interesan las presas como tú las llamas, soy un hombre casado
    
    -¡Oh! Qué lástima, pero no estás en el lugar adecuado, entonces.
    
    -¿Solo buscas compañía alcohólica? No me gustaría molestarte en serio.
    
    Dijo ella algo disgustada en sus adentros.
    
    Se sentía enormemente atraída hacía Iván, pero no se lo estaba poniendo nada fácil
    
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    -Tú compañía ...
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