Fea de cara... pero, ¡qué cuerpo!
Fecha: 05/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Viajaba a Madrid por razones oficiales, en un vuelo de una compañía brasileña con transbordo en Sao Paulo. Al arribar al aeropuerto de Guarulhos, nos enteramos que tendríamos un retraso de 10 horas y que la empresa aérea nos enviaba a un hotel céntrico, sin costo para los pasajeros. Abordamos un autobús e íbamos comentando las incidencias con mi compañera de asiento. Una mujer cuarentona bastante fea de cara, muy simpática, vestida con un traje Palazzo liviano color crema. Ni bien llegados al hotel y al ir a registrarnos, se me adelantó y pidió una habitación doble, para dirigirse a mí con las palabras que me dejaron perplejo: " querido, dale el pasaporte al conserje para que nos registre". Hecho esto, nos invitaron a pasar al salón comedor para cenar a la americana ( a cargo siempre de la compañía aérea). Ahí me serví un plato con jamón, unas cucharadas de queso roquefort a la crema, dos cigalas de mar, unas aceitunas, una hoja de endívia y dos rabanitos. Me siento a la mesa y no se hace esperar el elogio de la dama en cuestión :" ¡ que buen gusto en elaborar un plato ¡". La verdad sea dicha : No soy un buen gourmet, y me serví sólo a gusto. Era evidente que pretendía halagarme, y además, daba presencia de su "savoire fair".
Cenamos con tranquilidad y el mozo nos comunicó que en la habitación, nos esperaba una botella de champagne y que le dijéramos nuestras preferencias por el gusto. Coincidimos y pedimos EXTRA BRUT. Al entrar en la 1216 nos esperaba una mesita con una ...
... bandeja, el balde de hielo con la botella de champagne, envuelta en una blanca servilleta y dos finas copas. Me dirigí al baño y comprobé aquello que hacen gala los brasileños.... "O mais grande do globo". Una bañera de grandísmo tamaño. Comencé a llenarla con sus grandes canillas, y al darme vuelta me encontrré con otra sorpresa. Mi compañera de habitación se había despojado de su traje Palazzo y vestía un escueto Babi-doll de seda color salmón, con dos copas de Compte Valmont Extra Brut en sus manos. Su fealdad fue obviada al instante, pues su cuerpo era de maravilla. Cuello largo y blanco, hombros derechos, pechos medianos firmes y con buena aureola y pezón, cintura mas bien fina, amplias caderas y la coronación de sus torneadas piernas, era rematada con redondeces de sus blancas nalgas. Ofreciéndome una, cruzamos los brazos y tomamos un sorbo. El cruce sirvió para que mi mano derecha rozara uno de sus duros pezones, que coronaba su teta izquierda. Apuramos la copa y sin casi darnos cuenta, estábamos en cuclillas sobre la moquette. Sirvió dos nuevos tragos y los bebimos de un saque.
Las burbujas comenzaron a dar el efecto deseado y mis manos se dedicaron a una suave franela, que obtuvo un nuevo elogio de mi compañera. "Eres muy suave, y es notorio que sabes tratar a una mujer" me dijo. Me desabrochaba la camisa cuando aproveché para sacarle la breve prenda que obstaculizaba parcialmente mi vista. Despojados de toda ropa, me quedé absorto en mi visión. Otra copa y las ...