1. Mi hermana y yo


    Fecha: 07/03/2018, Categorías: Incesto Autor: blake, Fuente: RelatosEróticos

    ... deseada.
    
    Se abalanzó, me besó de una forma primaria, más que un beso fue intentar apoderarse de mí, se tumbó debajo de mí, todavía vestida, besándome, haciéndome sangre en los labios, rasgándome la piel de la espalda con sus uñas, retorciéndose, gimiendo y rozando su abultada vagina contra mi erecto pene, abriendo las piernas.
    
    Yo por mi parte descargaba mi peso sobre ella, diciéndole al oído: “siente el peso y la verga de un macho” se retorcía de placer, se restregaba contra mí y no pude más, de un tirón le arranque, rompiéndole, la blusa blanca de fino algodón y tras ella su sujetador también blanco de encaje, los dos cayeron al suelo rotos. Sus pechos, enormes y duros por el deporte aparecieron ante mí, hundí mi cabeza en ellos, chupando y mordiendo sus grandes pezones, mientras ella gritaba y gemía de placer.
    
    Le abrí el pantalón y de un rápido tirón de la parte baja se lo quité de un solo movimiento, la experiencia lo es todo, quedando en bragas. Por mi parte me arranqué la camiseta y me quité el pantalón y la ropa interior rápidamente, mi pene chorreaba líquido preseminal, estaba enorme y duro, me dolía, y mis testículos se encontraban llenos de semen por la excitación.
    
    Al verlo, exclamó diciendo que era enorme y que le iba a doler. Moví la cabeza afirmando y cogí suavemente la suya, le besé en los labios y encaminé su boca hacia él, sin resistirse se lo metió en la boca, suavemente masajeándomela con la boca, succionando cada vez más rápido, deleitándose. ...
    ... Por mi parte, la cogí de la cabeza y le obligaba a tragársela hasta que daba arcadas, lo que le encantaba, pues sonreía, limpiándose la boca con la mano llena de su salivación, que le corría por la barbilla y el cuello.
    
    Le dije que parara, porque me la estaba mamando muy duro y la succionaba muy fuerte, con lo que el placer era enorme y estaba sintiendo que me podía correr. No pares, me dijo, córrete en mi boca, que deseo recibir tu semen y tragármelo. Pero yo no quería, estaba excitado y quería hacerla mía, por lo que de un golpe, la empujé hacia atrás en el sillón, la hice que se abriera de piernas y se la metí de un empujón, muy duro, hasta el fondo, gritó de placer y dolor desde lo más interno de su ser, un grito ancestral, primario, mezcla de placer, lujuria y dolor.
    
    Le seguí bombeando muy duro, sus gritos, estoy seguro, se oían desde cualquier punto de la planta, temblaba, no paraba de tener orgasmos, me arañaba con una fuerza desconocida la espalda, me mordía la oreja haciéndome daño, con sus piernas me abrazaba, sentía palpitar su vagina, caliente, húmeda, chorreando sus calientes fluidos.
    
    Aguanté todo lo que mi experiencia me permitió y cuando no pude más, me corrí dentro de ella, inundando sus entrañas de mi semen. Abrió los ojos cuando lo sintió dentro, el grito de placer no le llegó a salir, se le quedó en su garganta, atenazado por el placer.
    
    Se derrumbó ante el nuevo orgasmo que tuvo, al sentir mi calor y el chorro de semen en su interior, temblando de ...