Puta por amor al arte
Fecha: 11/03/2018,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: Bianca, Fuente: CuentoRelatos
Cuando era chica, mi mayor sueño o aspiración en la vida era ser prostituta, vivía caliente a mi corta edad, y aunque no sabía lo que era el sexo, ya conocía lo que era un orgasmo, mis escuálidas piernas tiritaban cuando me sentía ardiendo, mis calzoncitos se mojaban, no sabía controlar la situación, varias veces fui sorprendida por mi profesora mientras me balanceaba enrojecida en la silla de clases.
Es por eso que, para mí, ser prostituta era un anhelo, la forma de liberar mi incontrolable calentura, y ganar dinero, no había mejor trabajo en el mundo más que ese.
Creciendo, adquirí pudor y moral, desde la sociedad y la familia, pero no se apagaba mi sed de culear, de exhibir mi cuerpo y mostrarme a otro u otros como la zorra que soy, buscaba hombres por chats y me masturbaba en la cámara, adoraba verlos babear, y verlos eyacular lo más rápido posible, era mi pago. Mandaba fotos mostrándoles mi trasero que es mi mayor orgullo, mis pezones duros y desesperados, mi vagina jugosa, babosita, mi clítoris hinchado y mis dedos arrugados.
Mientras buscaba al hombre que se ganaría el espectáculo por cam, apareció él, Daniel un hombre maduro de 43 años, yo apenas tenía 19, en su foto se veía serio, con esa barba nevada, cabello ligeramente canoso, muy varonil. Me ofrecí a él como una zorra, el acepto verme, di mi mejor performance, me desnude lentamente bajando mis calzones lentamente, moviendo mis caderas de un lado a otro, le di un primer plano de mi culo, asomando mi ...
... vulva y todo mi ano, me quite el sostén, y frotaba con energía mis tetas, pellizcaba mis pezones, lleve uno de mis pechos hacia mi boca, mi lengua mojo mi pezón, duro, erecto, sensible, el roce con mi lengua me excitaba tanto. Deslizaba lentamente mis manos por todo mi cuerpo, comencé a frotar mi clítoris, se ponía cada vez más duro, mi vagina comenzaba a lubricar, le gemía a Daniel dulcemente a través de la cámara, podía ver a pantalla completa mi vulva completamente mojada, mis piernas se estremecían, un último gemido salió de lo más profundo de mí, acabe para Daniel, lo miro directamente a la cámara y chupe mis dedos estilantes.
Daniel, nunca se masturbo, no dijo una palabra, no se movió ni un centímetro, observo desde una silla con una mano en apoyada en el brazo de la silla, y la otra sostenía un vaso de lo que parecía ser wiski, nunca hubo un gesto, un sonido, una mueca, nada...
Me sentí avergonzada, torpe, decepcionada, de todas formas, me arme de valentía y le pregunte... "te gusto" mordiendo una parte de mi labio inferior, como lo había visto en las películas... de pronto Daniel comenzó a acercarse, mi corazón se puso a mil, estaba nerviosa, necesitaba su aprobación, llego hasta la cámara y se desconectó...
Toda la semana me sentí ridícula, arrepentida, durante esa semana no volví a hacer mi show, no me sentía caliente, mi cabeza solo pensaba, en que había hecho mal, eso siempre me resultaba, y nunca necesité llegar hasta el final, siempre todos acababan antes ...