Chantaje o placer VI
Fecha: 13/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: sireleo, Fuente: CuentoRelatos
Tras desahogarme con Yolanda, me volví a tumbar en la cama, esperando la llegada de Ana, no sin indicarle a Yolanda que se quedara en el baño de rodillas, sentada sobre sus talones y las manos atrás.
Nada más pasar la puerta de mi casa Ana se dirigió a mi habitación, la muy puta, venía como nunca, minifalda, era la primera vez que yo la veía así, medias negras, con raya atrás, un tacón de aguja y una camisa blanca a medio abrochar y un sujetador negro de encaje que se veía perfectamente a través de su camisa blanca, y unos pezones tratando de atravesar el sujetador y la camisa.
Le pregunté si había venido así en el autobús, y me dijo que sí, y que estaba muy húmeda nada más de ver cómo le miraban los tíos, y sobre todo los viejos, yo sólo atiné a decir que se estaba volviendo una buena puta y que eso me hacía muy feliz.
Me levanté de la cama y me acerqué a comerle la boca, y a la vez le toqué el coño a través de las bragas, y lo tenía mojadísimo, las bragas eran puro líquido.
La separe de mí, y le pedí que me contara cómo le había ido los días que había estado fuera. Ella sólo me dijo que llevaba excitada todos estos días, que no sabía dónde estaba su cuerpo, pero que en todo momento sabía dónde y con quién estaba su mente. Me dijo que eso al principio le asustó, es más aún tenía miedo, pero que no paraba de pensar en lo que yo estaba haciendo, y sentía celos muchos celos, y que terminaba pagándolo con su marido, pero a la vez esos celos la tenían excitadísima, y ...
... como una perra en celo, eso y el no poder correrse. Le pedí que se quitara la falda y la blusa, y que se paseara como lo puta que era ante mí, que quería disfrutarla, ella se separó un par de pasos de mí y empezó a desnudarse lentamente y mirándome a los ojos, cosa que a mí me excitó aún más, pero no hacía mucho que me había corrido, y aún no estaba mi polla para mucho, pero mi excitación sí que estaba disparada. Cuando terminó le dije que fuese al baño y que tenía un regalo para ella, para que lo usase cómo y cuándo quisiera.
Ella se fue directa al baño, y yo la seguí, y al entrar vio a su cuñada tal y como yo le había ordenado, Ana se volvió y acercándose a mí se colgó en mis hombros y me beso, dándome las gracias por el regalo.
Le dije que era suya, que le pertenecía y que si quería correrse que la usara.
Ana se acercó a su cuñada y cogiéndola del pelo le levantó la cabeza y le dijo: “Empieza a comerme el coño, como sólo tú sabes hacerlo zorra, vas a tener el gusto de hacer lo que el cornudo de tu hermano se ha quedado con las ganas estos días puta”.
Y sin quitarse las bragas le puso el coño en la boca para que Yolanda se lo comiese, y ésta inmediatamente empezó a lamérselo, en principio por encima de las bragas, y agarrándose a las nalgas de Ana a saborearlo. Después le apartó las bragas a un lado y le metía la lengua en el coño, así como le tiraba pequeños mordisquitos en el clítoris, en eso es una experta la muy zorra, además de que no necesito mucho, porque ...