1. Doña Juana


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Hetero Autor: iccs, Fuente: SexoSinTabues

    ... su concha. «Vamos a la cama?», le dije besando su cuello, su mejilla, pasando una de mis manos por su concha y la otra por sus tetas. Sin decirme nada, me agarra de la mano y nos fuimos a su habitación, era más de lo mismo, muebles antiguos, una cama antigua, muy bien tendida, la hice acostar sobre la colcha, empezando a desnudarla entre besos y caricias. Unas piernas ni gordas ni flacas, rematadas con una concha bien peluda, de pelos blancos. Doña Juana estaba boca arriba en la cama y me miraba mientras yo la miraba desnuda a ella. «Que polla que tienes», exclamó cuando me vio desnudo a mí. «Ya la vas a tener toda adentro», le dije acariciando y abriendo sus piernas, exponiendo bien su concha. Le empecé a oler la concha, a pasar mi lengua, notaba como se movía, como gemia fuerte a medida que yo le lambia y le chupaba la concha. Sentía un olor y un sabor como a rancio, a viejo, me fui subiendo, besando su cuerpo, chupando sus tetas, «agarrala con tú mano y acomodala vos», le dije sin dejar de chupar sus enormes tetas, metiendo en mi boca esos pezones duros y grandes. Siento como me agarra la pija y la acomoda contra su concha, dando un fuerte gemido cuando se la empecé a meter, pero la tuve que sacar para pasar saliva por mi pija, ya que Juana tenía bastante seca la concha. Entre gemidos y ayes de Juana se la fui metiendo muy despacio, hasta que se la metí toda. Juana jadeaba, estaba con sus piernas bien levantadas y abiertas gimiendo mientras la cogía. «Estas bien Juana?», ...
    ... le dije besando sus labios, moviendo mi cintura, haciendo que mi pija entre y salga de su concha, la cogía muy despacio, no quería que le duela. «Sí, estoy bien, lo que pasa es que hace muchos años que no tengo a nadie dentro mío», me dijo gimiendo. «Correte tú, hoy no creo que llegue», me dijo y vi que tenía un gesto de dolor en la cara. Yo seguí cogiendola hasta que me acabé dentro de ella. «Uffff, me duele todo adentro, pero seguro que la próxima vez va a ser mejor», me dijo, abrazandose contra mí. Así fue como empecé a frecuentar la casa de Juana, aunque no siempre cogiamos, jugábamos de mano, sí, yo le sacaba las tetas, se las chupaba, hasta un vez hice que me chupe la pija, la chupo bastante bien, aunque me la mordió dos veces y no me dejó que me acabe en su boca. Juana se ponía medio reacia para dejarse coger la cola, hasta que un día estábamos en la cama y me dijo que solo lo había echo una vez, cuando recién se había casado, y que le dolió tanto, que nunca más lo hizo por ahí, y según ella, yo tengo una pija muy grande, que le iba a hacer daño. «Bueno, vale, venga, intentemos a ver si logras que me entre sin hacerme mucho daño en el culo», me dijo una tarde, despues de tanto y tanto insistir. Empezamos a jugar, a besarnos, a Juana le encanta que le chupe la concha, se la chupe bien chupada, la empecé a coger por la concha, haciendo que se relaje, la hice dar vuelta, besando y mordiendo sus enormes nalgas, las abrí viendo su ojete, peludo, oscuro, se lo veía cerrado. ...