1. La Mina


    Fecha: 15/03/2018, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... faltaba ya que venía cada 15 días.
    
    Finalmente me violaron. Estaba yo en las duchas cuando entraron 3 de ellos completamente desnudos. Quise escapar, pero me agarraron y rodearon. Me sentí dominado, mi cuerpo delgado, la piel blanca y sin pelos, contrastaba con esos 3 osos musculosos, oscuros y peludos. Me empezaron a toquetear, 6 manos grandes y asperas recorrían mi cuerpo, en especial mis nalgas. Me quise resistir pero uno me dio un fuerte sopapo en la cara, me tomo de los pelos y acercó mi cara a su pene ya erecto. Un fuerte olor a sexo me inundó. Con una mano tirando mis pelos y la otra apretando mi cuello dijo: -Chupala o te asfixio. Como no abría mi boca, apretó mi garganta y empecé a ahogarme, finalmente la abrí y aflojó la presión al tiempo que empujaba para introducir su pene en mi boca. Cada vez que mis dientes lo rozaban, apretaba con fuerza. Finalmente, con mucho asco decidí aceptar lo que quería, para que no me asfixiara más.
    
    Mientras tanto los otros dos seguían tocando mi cuerpo, hasta que sentí que me introducían un dedo en el ano. Me quise resistir y recibí una fuerte palmada en las nalgas. Los golpes se repitieron hasta que aflojé mis musculos y el dedo comenzó a penetrarme, mientras seguía con el pene del otro en mi boca. Finalmente sentí que algo caliente me penetraba, produciendome un dolor terrible. Cada intento de resistirme era seguido por un golpe, hasta que finalmente exhausto los dejé hacer. Me penetraron los tres y nunca dejé de tener un pene ...
    ... en mi boca. Finalmente, satisfechos, me dejaron tirado en el piso, y entre risas y comentarios se fueron a duchar.
    
    Aproveché para huir a mi pieza. Dolorido, lastimado me metí en mi cama a llorar. Pensé en huir, pero era imposible atravesar esas montañas a pie, finalmente decidí que a la mañana llamaría por la radio a la Central y exigiría que me vinieran a buscar.
    
    Esa noche no fui a cenar, pero tampoco pude dormir. Finalmente entró el capataz a nuestra pieza, se acercó a mi cama, puso su manota en mi cabeza y dijo: -No te preocupes niñita, todo va a mejorar. Se disvistió y se acostó. Nuevamente sus palabras, aunque sea difícil de entender, me resultaron tranquilizadoras.
    
    A la mañana siguiente me levanté y me dirigí a la oficina, encendí la radio y llamé a la Central. En el momento en que me contestaron entró el capataz.
    
    -Ni se te ocurra contar lo que pasó-. Me dijo, con un tono que no dejaba dudas.
    
    No me quedaron dudas que nada bueno me ocurriría si lo hacía, así que me limité a pasar simples novedades de la mina. Cuando corté, el capataz me ordenó acompañarlo. Me llevó a la mina y se paró junto a un profundo pozo. Tiró una piedra adentro, luego de varios segundos escuchamos el ruido que hizo al llegar al fondo.
    
    -Si me das algún problema, te vas a caer en este pozo. Voy a decir que fue un accidente, no va a pasar nada, salvo que vos te vas a morir- Lo dijo con ese tono seco, monocorde y rudo que utilizaba, no me quedaron dudas que así sería.
    
    -Ahora que los ...
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