1. Un relato pérdido


    Fecha: 20/03/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... fueras de ese tipo de personas…
    
    ¡Ah no! A ver… Leamos… "No me llames Diego, zorra. En este momento soy tu profesor y si quieres aprobar el examen vas a tener que demostrarme que eres una buena putita –afirmó con aire triunfal y autoritario mientras me penetraba con los dedos y me tocaba el clítoris con el pulgar. Yo estaba absorta en mis pensamientos y no digería toda aquella situación. Sin embargo eso pronto cambiaría." –recitó el relato que yo había escrito apoyado en la esquina de la mesa y a escasos centímetros de mí.
    
    Yo…
    
    "Yo quería mi aprobado por méritos propios y no así. ¡Qué ruin! Eso pensaba mi cabeza. Pero mi cuerpo temblaba de placer y terror a la vez. Había sido una de mis fantasías durante meses y meses. Desde que el año anterior, Diego nos había dado parte del temario de Administrativo I había soñado con él. Con aquel hombre alto, fornido e increíblemente seductor con sus pantalones vaqueros y su blusa de cuello vuelto ambas de color negro. Y estaba en esa posición junto a él."-siguió recitando concentrado en la lectura.
    
    En un arrebato de una mezcla de orgullo y vergüenza porque el protagonista de mi relato erótico lo estuviera leyendo delante de mí y en el mismo escenario donde se desarrolla la historia, me levanté velozmente y le despojé de los folios escritos de mi puño y letra de manera violenta, después de lo cual rompí los folios en mil pedazos encima de la mesa del profesor. Mi cara estaba ruborizada no sólo por la vergüenza sino también por ...
    ... la ira.
    
    ¡Ja,ja,ja! –rió ampliamente mi profesor mientras volvía a su asiento y con los codos apoyados en la mesa ponía una pose autoritaria a la par que divertida.
    
    Aquella situación le había insultado cuando comenzó a leer el relato pero, a medida que leyó el relato, se excitó y observar cómo la autora de esa fantástica historia se avergonzaba le resultaba divertido. Entonces, modificó su posición unos instantes para revisar a Sofía de arriba abajo, sonrió y le advirtió:
    
    El relato que has roto es una copia. El original lo tengo a buen recaudo. No te preocupes. No voy a avisar a la Junta de Facultad o al Decano o cualquier otra persona. Voy a dejarlo correr, pero pórtate bien, ¿de acuerdo zorrita? –le dijo a una Sofía perpleja que apenas pestañeaba. Sin poder reaccionar se levantó de su silla, se encaminó hacia la puerta y se fue con su cara pálida.
    
    Unas semanas después…
    
    ¡Buenos días! –saludó Sofía a los compañeros que estaban en clase cuando llegó a primera hora de la mañana.
    
    Buenos días, Sofía. Cuando hemos llegado había un sobre en tu sitio con tu nombre –le dijo su compañera Micaela.
    
    Sofía, extrañada por encontrarse un sobre en su mesa con su nombre, se lo guardó en su mochila de cuero marrón y, en el primer descanso de la clase, se fue al servicio con la carta para leerla a solas. No quería abrirla delante de su compañera porque era muy cotilla y, quién sabe, podría ser una carta de amor…
    
    A las 10.30 horas deberás dirigirte a la biblioteca central y ...
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