1. Un relato pérdido


    Fecha: 20/03/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... buscar la taquilla número 10. Dentro te encontrarás con una bolsa con algunas cosas que necesitarás… En el sobre tienes la llave de la taquilla. Ve sola y no lo comentes con nadie, zorrita…
    
    Tu amo
    
    A la hora prevista Sofía se dirigió a la biblioteca y abrió la taquilla indicada. Ya sabía que detrás de esa nota se encontraba su profesor. Aquel relato erótico se estaba comenzando a convertir en una pesadilla, ¿por qué me tenía que ocurrir esto a mí? Era la chica más desgraciada del mundo.
    
    Cuando cogí la bolsa, me dirigí a los servicios que se encontraban a final del pasillo y, sentada en la taza del wáter, nerviosa y excitada como nunca lo había estado abrí aquella bolsa. En su interior me encontré un vestido blanco con vuelo que apenas rozaban mis muslos acompañado de una carta que me imponía dos deberes: ponerme ese vestido con amplio escote sin ropa interior y dirigirme al hotel AC que estaba cerca del campus, aunque al otro lado del mismo y antes de llegar al cual habría que cruzar una gran avenida. ¿Estaba loco? ¿Cómo iba a recorrerme todo el campus y esa avenida vestida de esa manera? Entonces decidí pedir un taxi para que me llevara. Me coloqué mi abrigo y, cuando llegó el taxi, le indiqué al lugar que debía llevarme.
    
    Cuando llegué al hotel, pregunté por el número de habitación que estaba en la tarjeta magnética que se encontraba en el sobre. Para que nadie se fijara en mí y para terminar cuanto antes con aquel suplicio, decidí montarme en el ascensor que se ...
    ... encontraba solitario en aquel momento. Subí a la segunda planta y busqué la habitación 354, como indicaba la tarjeta.
    
    Mientras buscaba la habitación, me cruzaba con muchos hombres que se quedaban mirándome, los cuales parecían devorarme con la mirada. La verdad es que a pesar de llevar puesto mi chaquetón iba realmente atractiva, un vestido corto blanco que denotaba mis pezones duros con unas medias de rejilla que llegaban a los muslos con unos tacones.
    
    Las miradas de aquellos hombres suscitaban en mí un aluvión de emociones y sensaciones. Me sentía libre mientras caminaba por el hotel, el aire rozaba mi sexo y eso me provocaba oleadas de placer. Era imposible. No debía de estar excitada siquiera. Sabía que era Diego quien me había citado en el hotel y que no tenía otra opción que ceder a sus deseos, pero el dilema moral seguía ahí: quería ceder a sus deseos o, por el contrario, me veía obligado a ello…
    
    Inmersa en mis cavilaciones llegué a la puerta de la habitación indicada. Saqué la tarjeta de la habitación de mi mochila y la introduje en la banda magnética. Inmediatamente, la puerta se abrió. Detrás de aquella puerta encontré una amplia habitación bastante lujosa. En el primer detalle que reparé fue en la amplitud de la cama que poseía barrotes de hierro de una belleza indescriptible y una colcha de color rojo pasión. Después reparé en la presencia de un amplio armario frente a la cama y, a su lado izquierdo, se podía observar un buró en madera de cerezo alumbrado ...
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