1. EL CHICO DEL CABELLO ROJO


    Fecha: 25/03/2018, Categorías: Gays Autor: Aléx02, Fuente: SexoSinTabues

    ... encontrábamos comenzaba aquel peculiar juego de miradas en el que yo jamás fui participe porque nunca le correspondí con ninguna sonrisa ni con ningún gesto, siempre lo evadía. Yo se lo platiqué a una amiga a la que le tenía muchísima confianza e iba en la misma iglesia que yo y me dijo que tal vez él era bisexual y quería algo conmigo. Me negué rotundamente a creer aquello. Ese asunto simplemente no dejaba de darme vueltas por la cabeza, casi siempre pensaba en él y aquello que me estaba ocurriendo. Hasta que en un mes de agosto la iglesia organizó un viaje a un congreso para jóvenes y el también iba. Llegó el día del viaje, subí al autobús y me tocó viajar en el asiento 19, no tardé en localizarlo, me puse los audífonos y cerré los ojos. Tal fue mi sorpresa sobre lo que ocurrió después, instintivamente abrí los ojos para buscar algo en mi maleta y cuándo alcé la vista me encontré con el de nuevo. Había subido al autobús y solo veía que caminaba mirando el número de los asientos y decía: Aldo: 15, 16, 17, 18, 19 y 20. (En cuanto me vio se sentó al lado de mi sin decir nada). El viaje comenzaba y yo estaba ansioso porque terminara (me sentía incómodo con aquello que estaba pasando). Él fue el primero que habló y me dijo: Aldo: ¡Hola! Parece que viajaré contigo, mi nombre es Aldo. (Obviamente ya sabía su nombre). Yo: Hola me llamo Álex. (Respondí seco). Él se dio cuenta y creo que se molestó, ya no volvimos a hablar durante todo lo que faltaba. Llegamos al hotel como a las ...
    ... 8:00 p. m. Bajé rápidamente del autobús con mis maletas y pasé a la recepción por mis llaves. Ya instalado en la habitación vi entrar a dos amigos míos y sus nombres eran Mario y Ángel. Los saludé y ellos me correspondieron, después se instalaron en sus camas y comenzamos a platicar animada mente, creía que éramos todos, cuando de repente se abre la puerta y veo que era el otra vez, hice un gesto de resignación al verlo, o sea, sabía que me gustaba, pero no estaba seguro a cerca de si era bueno estar en el mismo cuarto que él. No tardé en despedirme de Mario y de Ángel y me acosté a dormir. Escuchaba como charlaban con Aldo y me di cuenta que ya se conocían y que también se llevaban (eso me daba cierto coraje). Al día siguiente, me levanté muy temprano, me bañé y me alisté para asistir al primer día de congreso (ellos aún estaban durmiendo). No les di importancia y bajé al restaurante del hotel a comer algo. Vi que había bufete y me alegré, tomé un plato y me serví. Justamente cuando iba a comenzar a desayunar ellos bajaron, me saludaron y se sirvieron, Mario y Ángel se sentaron en la misma mesa que yo, pero Aldo se sentó con otras personas de mi iglesia, mis amigos lo llamaban para que se sentara con nosotros mientras yo rogaba en mi mente que dijera que no (y así fue). El primer día de congreso transcurrió normal, calmado. Ya de noche, cenamos y regresamos a nuestra habitación, dormimos y cuándo amaneció me di cuenta que Mario y Ángel ya no estaban, debo confesar que me ...
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