Solo éramos dos
Fecha: 13/07/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Lauer, Fuente: CuentoRelatos
Tras 15 años de casados, con 2 hijos y unas jornadas laborales largas y tediosas, es difícil para la pareja estar solos tan a menudo como lo hacíamos cuando de recién casados. Somos una pareja conservadora que disfruta de una buena cena, la compañía de unos amigos y una buena botella de vino. El pasado enero tuvimos la oportunidad de “dejar” a los niños en casa de unos vecinos el fin de semana. Decidimos hacer algo diferente y reservamos habitación en un hotel de lujo de una población cercana. El plan era ir a cenar a un restaurante que hacía tiempo nos habían recomendado, próximo al hotel y tomar una copa en un acogedor salón del propio hotel.
Erika llevaba para la ocasión un vestido largo, negro, de hombros casi desnudos si no fuera por un par de finos tirantes. Un bonito escote hacía que mostrase sus pechos con mucha sutileza. El vestido caía hasta reposar sobre sus zapatos de tacón acariciando su figura. Un corte que ascendía hasta medio muslo, mostraba casi totalmente su esbelta pierna al caminar. Su altura, 1,77 la hacían lucir sexi y elegante.
Así, con los niños “vigilados” por nuestros vecinos, iniciamos nuestra noche. Primero fuimos al hotel para el check-in y dejar la pequeña maleta que llevábamos. La habitación era amplia. Tenía como 2 estancias. En la primera había una pequeña barra de bar con sus 2 taburetes y un sofá perfectamente ubicado para ver la TV. En la otra estancia, una gran cama y un amplísimo y lujoso cuarto de baño. Dejamos la maleta y poco ...
... más nos fuimos directamente hacia el restaurante.
Durante la cena estuvimos acompañados por una música suave. La comida era excelente y esto provocó que el buen vino que nos sirvieron se precipitara en nuestras copas en repetidas ocasiones. Estábamos relajados como hacía tiempo. Tras los postres y la invitación a probar uno de los licores típicos del lugar, decidimos volver al hotel y tomarnos la última copa en su salón.
Al llegar nos sorprendió el ambiente. Estaba bastante lleno. Una orquesta tocaba junto a una pequeña pista de baile en el fondo del salón. No tuvimos suerte en encontrar mesa y nos dirigimos hacia la barra. Durante el corto recorrido, advertí como algunos de los hombres con los que nos cruzamos la miraban.
Al llegar junto a la barra uno de esos hombres que no había dejado de mirar a Erika desde que la descubrió, le cedió su taburete. Pedí un par de gin tonic’s, al tiempo que Erika agradecía el gesto y tomaba asiento. Al hacerlo y cruzar las piernas, mostró casi por completo su muslo. Un pequeño esbozo de la blonda de su media emergió. Estábamos disfrutando de la música y del buen ambiente que había. Así que, casi sin darnos cuenta, pedimos otra copa.
Dos hombres junto a Erika, hablaban entre si mientras esperaban sus bebidas. Uno de ellos, al darse la vuelta para recoger sus copas, derramó el gin tonic de Erika. Se disculpó inmediatamente y pidió al camarero que le sirviese otro, disculpándose nuevamente por su estropicio. Erika, aceptando sus ...