Mi cumple
Fecha: 27/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: priscilla69, Fuente: CuentoRelatos
... vertebral. Desde la nuca, hasta el nacimiento de mi trasero.
Noto un dolor de placer en los testículos. Esta sensación no la había sentido jamás. Están duros como piedras. Y no hablemos de mi polla, parece estar a punto de estallar.
Me escuece de nuevo levemente, pero la sensación agradable es infinita.
Pasea la vela chorreando de un lado a otro de mi cuerpo, sin salvarse rincón alguno de la agonía sensual.
—Acabo de convertirte en mi vela particular, y ahora voy a desprenderte de la cera a mordiscos. Será como comerme tu tarta de cumpleaños. Será como comerte entero.
Mi chica abre la boca y se sitúa pegada a mi hombro.
—Me encanta verte de espaldas contra el suelo. Eres un ser indefenso a merced de mi boca, que te va a devorar, milímetro a milímetro.
Nota lo nervioso que estoy, pues la sensación es totalmente desconocida para mí, y se mezcla el miedo con el placer.
—Tú tranquilo, que te lo vas a pasar de miedo.
Lentamente y sin prisa, mi chica va recorriendo suavemente con sus dientes, todos los rincones de mi cuerpo, por los que anteriormente ha vertido la cera líquida.
A medida que se desliza por mi espalda, noto lo excitada que está, porque deja un rastro húmedo por allí donde va pasando.
La cera se ha solidificado y noto alguna molestia cuando arrastra con los dientes la masa que se ha adherido al leve vello que comienza a crecer en mis piernas.
—Date la vuelta, que ahora le toca a mi parte favorita.
Me doy la vuelta, y ahora sí ...
... noto el miedo en mí.
—Tranquilo, que no te la voy a quemar.
La aprecio demasiado.
Solo te la voy a chupar.
Se la mete en la boca y hace círculos lentamente en la base, metiéndola más y más adentro, hasta tocar fondo.
—¡Hum! Sabe a nata y a vainilla. Mis ingredientes favoritos de tu tarta de cumpleaños
Yo ya no puedo más, y estoy al límite.
—Pero me falta un ingrediente. Todo, todo, tú.
Me dice en un lenguaje lascivo y sensual.
De repente y de forma brusca, se aparta de mí y me entrega un cuenco.
—¡Quiero que te corras aquí dentro!
La miro de forma muy extraña, porque la verdad, no doy crédito a lo que está pasando. Observo el cuenco, y dentro, están los restos de la cera que ha arrastrado de mi cuerpo.
—¡Hazlo rápido! Para que no se enfríe.
Obedezco y me corro en el cuenco, tal y como ella me ha ordenado.
La miro fijamente.
—Ahora ya tengo la tarta completa.
La nata, la vainilla y el bizcocho. Ya te tengo entero para mí, y te voy a comer.
Rápidamente amasa los ingredientes hasta formar una bolita.
—¡Mírame!
Yo la observo absorto.
Me mira fijamente y se introduce la bola en la boca.
Le pega un par de dentadas y se la traga entera.
No pasan ni cinco minutos y suena el timbre. Rápidamente nos vestimos, y ella abre la puerta.
Van entrando los invitados a la fiesta.
Mis amigos, sus amigos, nuestros amigos. También nuestros respetuosos familiares.
Llevan bandejas con comida y bolsas con la bebida.
Los ...