1. Mas allá del amanecer


    Fecha: 27/03/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: ivimenta, Fuente: RelatosEróticos

    Poco a poco pude abrir los ojos. La luz que provenía de la ventana me deslumbraba y agudizaba mi dolor de cabeza.
    
    Con dificultad pude sentarme en la cama... y no era la mía. Mis embotados sentidos se pusieron todo lo alerta posible, pero mi mente no lograba identificar donde me hallaba. Por un momento aún me creí dormida; pero el dolor de mi brazo se encargó de sacarme de dudas.
    
    Todo a mi alrededor me era desconocido. Estaba sentada sobre una cama antigua, de esas que están cubiertas por un techo, sujeto por cuatro pilares. Había una gran alfombra a los pies. Las paredes que me rodeaban eran de piedra oscura, revestidas en algunas zonas, por tapices de colores.
    
    Una calidez agradable provenía de la chimenea.
    
    ¿Cómo había llegado a esa habitación?
    
    Recordaba haber cenado, haberme tumbado en el sofá para leer un rato, y quedarme dormida...
    
    Miré a un lado y al otro de la cama, intentando ordenar mis ideas, pero era muy difícil concentrarse, ¡me dolía mucho la cabeza!. Decidí levantarme y dirigirme hacia la ventana, quizás pudiera vislumbrar donde narices me encontraba.
    
    Apenas había dado tres pasos y me caí de bruces contra el suelo, haciéndome aún mas daño en el brazo y costado. Confundida, comprobé que tenía el pie izquierdo atado a una cadena de metal, cuyo extremo estaba atornillado a la cama.
    
    Fue en ese momento cuando verdaderamente sentí pánico.
    
    -¿Pretendes marcharte a algún sitio?
    
    Pegué un respingo.
    
    ¿Por dónde demonios había entrado? Era ...
    ... como si flotase, se acercó unos cuantos pasos hacia mi, desde una esquina de la habitación.
    
    ¿No me había dado cuenta de su presencia?
    
    Quise alejarme de él, pero no pude, a causa de la maldita cadena. Me miró divertido.
    
    -Robert no se equivocaba contigo, eres muy bella.
    
    ¿Robert? ¿quén diantres era Robert?
    
    Siguió acercándose, pero esta vez no se detuvo. Siguió hasta alcanzarme. Ahogué un grito al sentir sus manos frías en mis brazos. Me puso en pié de un tirón, acercó su rostro al mío, podía sentir su respiración contra mi cara, fría, helada. Sus ojos parecían resquebrajar mi alma.
    
    Quise apartar la mirada, pero él me lo impidió, me suejtó la mandíbula con fuerza y me dijo:
    
    -Me llamo Victor, y ahora tú me perteneces.
    
    Intenté gritar, correr, escapar, darle un puñetazo y huir... sin embargo no pude ni pestañear. Sentía como si toda la gravedad del mundo me jugara una mala pasada. Clavándome en el suelo. Pasé unos instantes olvidándome de respirar, hasta que me sentí lanzada devuelta a la cama.
    
    Cuando volví a levantar la mirada, él... Víctor ya estaba muy cerca, y cuanto mas se aproximaba, mas aumentaba esa sensación de presión.
    
    Me sorprendió escuchar el sonido de mi propia voz:
    
    -Por favor... por favor, deja que me vaya.
    
    -No puedo hacer eso, no sin antes hacer que me desees, que te entregues.
    
    Sentí su cuerpo sobre el mío, siempre tan frío... Me miró fijamente a los ojos, esta vez pude apartar la mirada a tiempo; pero no fui tan rápida como para ...
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