Viaje al infierno (2)
Fecha: 27/03/2018,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... mantener entre personas poco conocidas que, casualmente, coinciden en una comida o cena más o menos protocolaria.
Con el transcurso del ágape, éste se fue animando, según desaparecían las botellas de buen vino de Crimea y soviéticos y alemanes se iban conociendo y charlando entre ellos. Y con la general animación del ambiente, el coloquio entre Galina Piotrovna y Günter von Labnitz fue adquiriendo matices cada vez más personales; hasta un tanto íntimos, pero sin pasarse. Simplemente, se contaron su vida mutuamente.
Cosas casi baladíes en sí, pero de la mayor importancia para ellos. Así, Günter se enteró de que ella era viuda. Militar profesional, teniente de infantería por entonces, Galina conoció al que sería su marido al coincidir los dos en la invasión y posterior anexión a la URSS, como repúblicas federadas, de los tres estados bálticos, Estonia, Letonia y Lituania(2), casándose a fines de aquél año 1940.
Luego, su marido fue destinado a la fortaleza de Brest Litovsk, en Polonia, en la misma línea de demarcación entre la Polonia anexionada por Alemania y la anexionada por la URSS, en Septiembre de 1939. El ataque alemán de Junio de 1941, sorprendió al marido de Galina en esa guarnición, siendo de los primeros caídos en la Gran Guerra Patria, pues murió entre el 22 y el 23 de tal mes y año.
Por su parte, Galina supo que Günter era soltero y que nunca había tenido nada que de lejos pudiera considerarse una novia; en fin, que nunca hasta entonces había sostenido ...
... una relación mínimamente seria con chica alguna. Y eso, sin tampoco quererse explicar por qué, la llenó de alegría: El era soltero, célibe, y sin compromiso, pues nunca lo tuvo
A la media noche, por la radio nacional soviética, conectada para la ocasión, se desgranaron y escucharon las doce campadas en el reloj de la Torre del Kremlin y la concurrencia en pleno brindó con legítimo champaña francés. Sucediéronse desde entonces los brindis a granel, con champán, pero también con todo tipo de bebidas alcohólicas, desde coñac hasta whisky, sin olvidar al, en Rusia, casi imprescindible vodka. Y con los brindis el cotarro se fue haciendo más y más “animado”, empezando a cundir las borracheras más fastuosas que llevaron a un desmadre de padre y muy señor mío.
Galina Piotrovna paseó la mirada por la estancia. Los oficiales soviéticos estaban enteramente borrachos y ajenos a todo cuanto no fuera su propia borrachera; los alemanes parecían más serenos, más en su juicio… Pensó que “el miedo guarda la viña” y, por si las moscas, habían abusado bastante menos del alcohol, pero le daba lo mismo que ellos la vieran o no la vieran. Entonces su vista se cruzó con la de las capitanas Olga Alexeievna Bukov y Wanda Ilianovna Baiaiev, ambas amigas íntimas de ella y, respectivamente, su ayudante y su secretaria.
La mirada de ambas camaradas era absolutamente burlona. Incluso, Olga Alexeiovna parecía incitarla a hacer algo; algo que ella entendía perfectamente, sabía a la perfección. Les ...