1. Arrepentidos los quiere Dios. (Capítulo 63)


    Fecha: 29/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Febarsal, Fuente: CuentoRelatos

    ... y le dio la vuelta con tanto temblor de mano, que no atinaba a introducirla en su sitio.
    
    Volvió a dar al play.
    
    Otro silencio sepulcral se hizo en el estudio.
    
    S.E. el Cardenal seguía con las manos en el pecho y con un crucifijo entre los dedos.
    
    Los Alcores temblaban.
    
    Del Pino ponía cara de estupefacción.
    
    Y de ese aparato sonó:
    
    Tachin... tachán... tachín... tachán...
    
    Cara al sol con la camisa nueva
    
    que tú bordaste en rojo ayer,
    
    me hallará la muerte si me lleva
    
    y no te vuelvo a ver.
    
    Formaré junto a mis compañeros
    
    que hacen guardia sobre los luceros,
    
    impasible el ademán,
    
    y están presentes en nuestro afán.
    
    Si te dicen que caí,
    
    me fui al puesto que tengo allí.
    
    Volverán banderas victoriosas
    
    al paso alegre de la paz
    
    y traerán prendidas cinco rosas:
    
    las flechas de mi haz.
    
    Volverá a reír la primavera,
    
    que por cielo, tierra y mar se espera.
    
    Arriba escuadras a vencer
    
    que en España empieza a amanecer.
    
    Tachín… tachán... tachín... tachán...
    
    Como un loco Ernesto gritaba fuera de control
    
    ¡Sabotaje... Sabotaje... Sabotaje...!
    
    ¡Puta... más que puta... tú has sido...Puta! Tú tienes la culpa... ¡Zorra... zorra... zorra...!
    
    Del Pino tuvo que llamar a Seguridad, El público de pie gritando:
    
    ¡Estafador... engañabobos... Timador...! ¡Fuera... fuera... fuera...!
    
    ¡Fascista... facha... Carca...! ¡Fuera... Fuera...!
    
    Los guardias de seguridad sacaron del plató a Ernesto casi a rastras, pero no paraba de ...
    ... gritar.
    
    ¡Puta... Zorra... Zorra...!
    
    Dos agentes de la INTERPOL le esperaban fuera de las instalaciones, le esposaron y se lo llevaron detenido no sin antes leerle sus derechos.
    
    Salimos de la Emisora sobre las doce de la noche. Lope y yo nos fuimos a tomar unas copas a Chueca, le dije:
    
    --Vamos al clubFulanita de tal, que seguro estará Sonia.
    
    Y allí estaba, bailando con una morenaza y dándose besitos.
    
    --¡Pero leche! ¿A Sonia le van las tías? Dijo sorprendido Lope.
    
    --Como a ti que te metan el dedo por el culo. Le respondí con guasa.
    
    --¡Manolita...Manolita...! ¡No me jodas... no me jodas!
    
    Tomamos unas copas para celebrar el triunfo, y sobre las tres de la madrugada, nos fuimos a dormir.
    
    Miércoles de esa misma semana
    
    Me encontraba en mi despacho del Ayuntamiento.
    
    --Doña Manolita. Una llamada de Barcelona, dicen que de la Sede Cardenalicia.
    
    --Pasa, pásamela Rebeca.
    
    --Dígame.
    
    --Manolita, ¿sabes quién soy?
    
    --¡Cómo no, Eminencia! su voz es inconfundible.
    
    --Te doy las gracias por desmontar la farsa de mi hermano. ¡Qué locura es esa de que tú y yo hemos tenido contacto carnal!
    
    --Ya ve Eminencia, las malas lenguas. Ni de un hermano ya no se puede fiar.
    
    Estaba segura que las cotillas estaban escuchando la conversación por algún teléfono supletorio. Por eso exageré la nota.
    
    --Eminencia, sabe que le venero, ¡Va usted para Santo! Antes muerta, que mancillar su honor.
    
    --Espera, espera Manolita, que antes tengo que ser Papa.
    
    --Seguro ...