1. Nuestra salida al lago


    Fecha: 02/04/2018, Categorías: Gays Autor: orestes santoyo, Fuente: CuentoRelatos

    Así sucederá en nuestra salida al Lago.
    
    Te recojo en nuestra esquina de siempre, estas preciosa, tu rostro luce mejor con la coleta, te vez más joven, después de un simple beso, empiezo a manejar rumbo a nuestro destino, mientras te platico de la serena tranquilidad del sitio, acaricio tu pierna, tú te prendes a mi brazo, mimosa tratas de llegar a mi pantalón y te lo impido. Ya habrá tiempo te digo; la hora de recorrido se aligera pongo música, no sé si lo que coloque te guste, reparo que no me has contado que música te agrade.
    
    Llegamos, salimos del auto y te abrazo y te beso intensamente, al separarnos te empujo levemente a la entrada de la cabaña, Adriana mi amiga nos ha escuchado venir y simultáneamente sale a recibirnos, nos besamos en las mejillas a modo de saludo mientras te presento. Pilar es Adriana, Adriana ella es Pilar, ¡Suertuda! Te envidio un poco, Bienvenida a casa, todo esto es tuyo, Disfrútalo.
    
    Le pregunto que si todo está como he pedido y solo sonríe asegurando que todo está según mis órdenes, entra a la casa y sale con una canasta, nuestro almuerzo te digo, nos despedimos y comenzamos a caminar. Nos tomábamos de la mano, te sentías ansiosa, hice un alto que aproveche para besarnos, mis manos bajaron por la cintura y se deslizaron por el interior de tu pantalón para asegurarme que estuvieses sin bragas, pude acariciar tu rotundo trasero lentamente, Gracias Pilar por cumplir, nos besamos, pase la mano al frente y acaricie suavemente tu hendidura ...
    ... que empezó a mojarse.
    
    A tu pesar, reanudamos la marcha, querías mas, al fin vimos el final del camino y el lago, una lancha de remos esperaba por nosotros en el embarcadero, te dio alegría y como chiquilla, preguntaste como subir, después de acomodar la canasta en el interior, te coloque a un lugar y me puse a tu lado, te di el remo, yo tome el otro y te di instrucciones para moverlo, deslizando y a sobre las aguas y lejos del embarcadero, deje de remar, te pedí que no soltaras el remo, te pedí que miraras al cielo que en su azul profundo brillaba esplendoroso, a la distancia se veían copas de árboles recibiendo a pleno los rayos del sol, te pedí que te recostaras para apreciar mejor el lugar, mientras lo hacías, mi mano entro entre tu pantalón llegando directa a apretar tu pubis, quisiste levantarte y lo impedí con un beso en tu cuello, tu boca ansiosa me buscaba y la deje esperando, por entre tus ropas seguí el camino a tus senos mientras mis dedos se introducían entre tus profundidades cada momento más húmedas.
    
    Mis dedos (dos) se adentraron en ti y quedaron quietos, rectos, gemías, como si tuvieran vida propia mis dedos empezaron a doblarse buscando el interior rugoso de tu vagina, apreté hacia arriba, con mi pulgar, abrí tus labios para llegar a tu clítoris, lo encontré ya duro, sensible, volvías a gemir, acelere la presión y comencé un movimiento rápido pero muy corto de adentro a afuera, la presión aumentaba en mis dedos así como la frecuencia e intensidad de tus ...
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