1. Mezcla de sensaciones: sexo y morbo


    Fecha: 04/04/2018, Categorías: Incesto Autor: Sconvix, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuando el gran chorro de líquido caliente y blanco iba a salir disparado de mi polla bañándole la cara, se detuvo, arqueé mi cuerpo sobre la cama, con un fuerte placer a punto de llegar al punto álgido, con una eyaculación tan morbosa como gozosa, rozó una vez más con sus uñas, arruinando mi orgasmo, y el semen salió tímidamente por la punta, a intervalos irregulares.
    
    —Huy qué rico —Decía mientras expandía el retardado líquido sobre la punta con la yema del dedo índice— Así mi vida así, mmmm, cómo me pone.
    
    No podía entenderlo, pero tenía su lógica. Me había hecho gozar hasta la extenuación psíquica, para después estropearlo todo haciéndome creer que iba a dejarme eyacular cuanto líquido había acumulado. Eso la excitaba y era la hora de la venganza.
    
    No podía ser de otra forma. Me sentía sin ganas de seguir pero debía devolverle con la misma moneda. No podía quedarme de brazos cruzados esperando a reponer fuerzas y recuperar las ganas mientras ella continuaba excitada, en exceso además. Cual cocodrilo sumergido bajo las cenagosas aguas de un pantano, me quedé inmóvil como una roca observando mi presa: su coño. Se trataba de una raja muy castigada en los momentos de soledad, con un escaso vello negro que se extendía por los laterales hacia el exterior de la zona de la entrepierna. Lo recordaba emitiendo leves chorros de un fluido blanco y viscoso, como pequeñas gotas aperladas que se deslizaban por el tobogán de carne hasta ir a estrellarse contra las sábanas. A veces ...
    ... el negro vello evitaba el descenso, pringándolo todo.
    
    Esos fueron mis pensamientos, los cuales duraron el tiempo suficiente como para coger aliento y que Noa se impacientaba. Esperaba tumbada en la cama, abierta de piernas y arqueadas, a modo de trampa mortal, un dedo parcialmente metido en la boca, y esgrimiendo una sonrisilla de lo más significante. Pues en mi plan de cocodrilo me abalancé sin previo aviso sobre mi presa, uniendo mi boca a su coño, acaparando toda aquella zona con mi bocaza. Acto seguido salió disparada mi lengua, firme y húmeda, como un arpón que se hunde bajo las olas persiguiendo a su víctima.
    
    Con mi lengua clavada, mi boca aferrada, mis manos apartando sus piernas para que estas no se cerrasen y mi dentadura ejerciendo presión, provoqué en Noa un disfrute asombroso. Se contorsionaba de placer sobre la cama, intentando, vanamente, agarrarse a las sábanas. Poco a poco fui sintiendo su humedad, cómo mi lengua era capaz de moverse con mayor facilidad una vez comenzaba a chorrear tan preciados líquidos. En ocasiones cambiaba de "ataque", penetrándola con mis largos y filamentosos dedos, capaces de adoptar inexplicables posiciones que dolerían a cualquiera. Los hacía girar en su interior, los erguía y le hacía engullirlos hasta un límite que cada vez era mayor.
    
    Esto le provocó un orgasmo enorme, el cual manifestó con estremecedores alaridos de lujuria. Pero la cosa no podía quedar ahí; poniéndome a su altura la besé en sus temblorosos labios, luego ...
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