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Sexo en la vieja hidroeléctrica -6- Principios de diciembre
Fecha: 04/04/2018, Categorías: Transexuales Autor: superrapado, Fuente: CuentoRelatos
... cuatro cosas que tenía y ha emigrado. Dicen que al sur. -Espero que tenga suerte. -Yo también. Una vez me aseguró que había aceptado el trabajo en esta aldea porque le habían informado de que aquí encontraría todo el sexo que quisiera. -¿Yo dije tal? -¿Por qué ha aceptado esta vez? -Tengo previsto seducirle y que termine follando conmigo un día sí y otro también. El agente se sonríe con malicia. -Veo que no ha cambiado. El administrativo pone una ficha en la mesa y sin apartar la mano de ella, dice: -Quiero ser el primer hombre que le meta la polla. Y el único. Las facciones del rural se endurecen, los labios se contraen a penas ocultos por su espeso bigote. -Acaba de llegar y ya me está tocando los cojones. -Es mi naturaleza, no lo puedo evitar. -Sus pretensiones no le saldrán de balde. -¡Vaya, una negociación! -¡No se haga el sorprendido! -De acuerdo, negociemos. Soy todo oídos. Ambos hombres se miran. El desafío está servido. -Hubo un accidente de caza en un coto cercano. -¡Cómo lo lamento! -La muerta es quien más lo lamenta. -Déjeme adivinar: usted no acaba de ver muy claro que sólo fuera un accidente. -¡Qué perspicaz! -E intuye oportunidad para un nuevo ...
... asalto a un cambio de destino. -¡Humm! Está en forma. -Y tiene una encomienda para mí. -¡Pero cuánta sagacidad! Le felicito. Verá: el apenado hijito de la difunta es un caballero de vida disoluta y aficionado a placeres de los que usted posee bastos conocimientos. -Comprendo. -No me vendría mal que entablase con él amistad. No le costará mucho. A juzgar por las compañías que se le conocen, usted encaja en su tipo. -Usted tiene un físico infinitamente más atractivo que el mío. Le resultaría muy fácil conseguir lo que quiere. -En cuanto conociera mi profesión, el sujeto se cerraría como una almeja. Además, esta clase de trabajos sucios son asunto suyo. -¿Dónde pone eso? -En la palma de su mano. Es su destino. -¿Y desde cuándo está versado en quiromancia? El agente coloca una ficha que cierra el juego. -¡Oh, ha perdido la partida! No veo que haya mejorado en su juego. ¿Echamos otra? -Mi espíritu masoquista así lo reclama. El agente y el que de nuevo es empleado del consistorio siguen manteniendo una conversación viva y llena de pequeños desafíos mientras inician la siguiente partida. Bajo la mesa, las piernas de ambos se tocan y ninguno de los dos hace lo más mínimo por evitarlo.