Alzada con mi primo
Fecha: 05/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
Hacía unos meses que Lautaro vivía en casa- tenía una pésima relación con sus padres, y no podía bloquear su mente a los reproches, conflictos y exigencias que sentía en aquel hogar. Le costaba organizarse para preparar las últimas materias que le quedaban para recibirse de médico. Mis padres, de buen agrado le dieron la posibilidad de que se aloje con nosotros. Había espacio de sobra, comodidades y, hasta podía ir más tarde a cursar, ya que la facu le quedaba más cerquita.
Mi primo es un hombre alto, auténtico, un poco serio hasta que lo conocés bien, ocurrente, penetrante con la mirada, seductor aunque no lo note, obsesivo con la alimentación y muy servicial. Me atraía desde siempre. No puedo precisar desde qué momento.
Muchas veces amanecí mojada o con el clítoris expectante, lleno de palpitaciones y cosquillitas luego de soñar con él. Al principio eran sueños tontos. Por ahí él se me aparecía cuando me estaba cambiando, o nos besábamos en la boca sin querer cuando nos despedíamos, o yo me agachaba para descubra que ya no era una nena, puesto que mis tetas siempre fueron imponentes, o, simplemente lo dejaba que me toque la cola mientras me enseñaba a andar en patines. Pero nunca tuve el valor de hablarle de eso. No sé si él se daba cuenta de que mi cuerpo tiritaba cuando lo veía, que no me era sencillo dejar de buscar sus ojos color miel, o adivinar si tenía el pito parado, quizás de verme. Yo ni siquiera me animaba a vestirme como para provocarlo. Aún así una noche ...
... vi cómo se le estiraba uno de sus shortsitos preferidos por la erección de su pene, y tuve que correr a mi habitación para masturbarme. Fue mientras él miraba una peli, y yo preparaba un postre para el día siguiente, con mucha crema, como a él le gusta.
Ocurrió que, una tarde yo entré al baño sin golpear la puerta, cosa que odiaba. Pero me hacía pis mal, y andaba híper nerviosa. Faltaban dos días para mis 18, y los preparativos estaban por la mitad.
Algunas amigas no me confirmaban su asistencia, faltaba pagar la mitad del salón y la comida, mis padrinos no sabían si llegaban para esa fecha al país y, ni siquiera tenía claro qué ponerme. Estaba en plena organización. Tenía la cabeza volada, y por eso entré al baño sin un cuidado.
Mi primo había llegado antes de la facu. Ni lo escuché entrar. Su cuerpo estaba de pie bajo una espesa bruma de agua y jabón en la ducha, con la mampara abierta, aunque, evidentemente pensando en otra cosa porque, ni me vio entrar. O, al menos eso esperaba mi vergüenza.
Le vi la pija a media asta mientras se quitaba el champú de la cabeza, sus músculos bien marcados, su espalda ancha y sus glúteos redondos envueltos en espuma. Como no había otro baño, corrí sin pensarlo al patio, me bajé la ropa y me hinqué sobre el prolijo césped del jardín para hacer pis.
Volví al living, agarré el celular para seguir llamando a gente y no desatender a la impaciencia de la fiesta. Pero no logré concentrarme. En mi mente solo habitaba la figura de mi ...