Una noche única
Fecha: 09/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: capricorn one, Fuente: CuentoRelatos
Tengo un año y medio de diferencia con mi hermana Alejandra, y esta historia aconteció en nuestra adolescencia.
Hasta ese momento, nunca le había prestado atención, al fin y al cabo era mi hermana, el equivalente a tema tabú, pero una tarde en la que estábamos solos en casa, se presentó la oportunidad de espiarla mientras ella se preparaba para tomar una ducha. No sé lo que me llevo a hacerlo, pero al entrar ella al baño, me tendí de forma que no se notara mi sombra a través del vidrio esmerilado y mirando por el ojo de la cerradura, la observe desnudarse.
Cuando comencé a mirar, tenía una tanga blanca que resaltaba el monte de Venus, la fuerza de unas piernas acostumbradas a practicar patinaje y un corpiño negro, que a duras penas contenía unos pechos en el esplendor de su existencia. El solo mirarla me produjo una gran erección, máxime cuando desprendiendo los breteles quedaron ante mis ojos unos pezones oscuros y erectos, producto de las caricias que mi hermana se regalaba. Baje muy cuidadosamente el cierre de mi jean y comencé a masturbarme, siempre tratando de no producir el mas mínimo sonido. La tanga blanca también cayó al piso, y entonces su sexo, con apenas una fina capa de vello púbico cubriéndolo, quedo expuesto a los dedos de Alejandra, que lentamente se recorría con una mano, sin dejar de acariciar sus senos con la otra.
El espectáculo me llevo directamente al orgasmo, el semen brotaba caliente de mi verga, y la súbita llegada de mi madre me obligo a ...
... encerrarme rápidamente en mi cuarto, con una sensación indescriptible de placer. Pasaron algunos años y nunca más se repitió una situación similar a esa, ni nunca hubo un comentario sobre el tema, pero la imagen de mi hermana desnuda y acariciándose no dejo de acompañarme. Ya con más de 20 años, mi hermana se había convertido en una mujer muy sensual, y una noche, algo especial iba a suceder. Mis amigos vinieron a casa a ver películas y comer un asado, regado con bastante vino. Alejandra estaba particularmente hermosa, con un jean azul muy ajustado y un sweater rojo ceñido, el cual resaltaba aún más sus hermosos senos. Compartió unos momentos con nosotros y luego se retiró, siendo el comentario obligado de mis amigos, imagínense en que tono.
La noche paso entre anécdotas, chistes y mucho vino. Luego que se fue el último de mis invitados, pase por el baño antes de ir a dormir. Al dirigirme a mi cuarto, note que la luz del cuarto de mi hermana estaba encendida, por lo cual entre a preguntarle si estaba bien. “Si, todo bien, solamente no me puedo dormir”. Estaba aún vestida, recostada sobre un montón de almohadas, incluso tenia las botas puestas. Le pregunte si quería que trajera algo de tomar, así se podía dormir más rápido, y asintió con un leve gesto de su cabeza. Fui a buscar una botella de vino y comenzamos a tomar y charlar animadamente, pero en voz baja, porque el dormitorio de nuestros padres estaba solamente dos habitaciones más lejos. Seguramente el alcohol empezó a ...