1. Yegua Domada (4)


    Fecha: 13/04/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anabella, Fuente: CuentoRelatos

    ... misma-. Andate a dar una vuelta y volvé cuando ya te hayas calmado –terminó.
    
    Nunca me sentí más seguro de lo que hacía. Di un paso atrás y le metí una patada a la puerta, cuyo cerrojo saltó en el acto. Creo que mamá se había olvidado de la fuerza del macho que había parido.
    
    La encontré sentadita en el bidet, al parecer lavándose la argolla. Se puso pálida y no se le ocurrió nada mejor que decir:
    
    -¡Ay, mi amor, ay mi amor!
    
    Yo no le dije nada. La agarré del pelo y la empecé a surtir de sopapos; ella dio unos cuantos gritos, tratando de calmarme de todas las formas posibles. Después de cagarla a palos, la levanté de los pelos, dejando el chorro del bidet manando en el aire. Entonces la hice arrodillar delante del inodoro y levanté la tapa. Se dio cuenta rápido de lo que tenía planeado, porque alcanzó a decir:
    
    -¡No, hijito, eso sí que no, por favor!
    
    No había terminado de hablar cuando yo ya le estaba metiendo la cabeza adentro, al tiempo que la empezaba a curtir a patadas en el ojete. Moví la palanca de la mochila del inodoro y la empapé, sosteniéndola férreamente. Entonces me acomodé para romperle el culo, diciéndole:
    
    -Yo te voy a dar cremita, conchuda de mierda.
    
    La puerteé unos segundos, poniendo rígidos todos mis músculos; cuando estuve firme y en posición, se la mandé a guardar. Mi cabeza de casi diez centímetros entró toda, aunque aquel primer impulso se trabó apenas entró el glande. El primer grito de mamá se perdió en el fondo del inodoro. Moví mis ...
    ... caderas hacia ambos lados, tratando de hacer resbalar mi enorme cosa entre las paredes de aquel culo espectacular. En el tercer o cuarto intento logré meter casi la mitad del choto. Mamá empezó a patalear sobre el piso del baño, y yo empecé a entender lo que decía:
    
    -¡Soy tuya… ¡Soy tuya…! ¡Duele mucho, duele mucho…! ¡Hijo, me voy a hacer caquita…! Me cago, me cago, mi vida… ay diosito, por qué le diste tanta pija… por qué, diosito, lo hiciste tan mach… Ay, me voy a cagar enci… Ay, mi amor, te pid… ¡No la hagas hacer caca a mamá! ¡Ay, no la aguanto, papito, hijito, papito!
    
    No le di pelota y empujé lo que quedaba. Para subrayar mi dominio, volví a vaciarle el depósito de agua en la cabeza. Ella abrazó el inodoro y dejó de patalear, totalmente domada. Le saqué un rato el choto, y vi que estaba sucio con sangre y mierda. Ella seguía llorando sin sacar la cabeza del inodoro, hablando como una nena.
    
    -Sos muy macho, sos muy… m.… macho, hijito… Quiero t.… trabajar la concha p… para vos… T… Te merecés t…todo…
    
    Volví a puertearla y esta vez sus propios excrementos sirvieron de lubricación; en un par de segundos se la había ensartado hasta las bolas y durante tres o cuatro minutos estuve moviéndome con suma comodidad, abriendo las vías de aquel ojete para servicio de todos los machos que quisieran pagar por cogérsela por ahí. Ella se la aguantó como pudo, mientras yo hacía chocar su cabellera castaña contra la cabecera del inodoro. Al final le volví a descargar el agua sobre ...