MI BARRIO FUE UN AREN
Fecha: 15/04/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... y roja hasta las orejas. Juan - Me apetece que te quites las bragas y me las des ahora mismo. Me miró como si acabase de golpearla. Abrió la boca para protestar pero volvió a cerrarla sin encontrar las palabras que buscaba, lanzó un presuroso vistazo por encima del hombro para comprobar que su madre seguía en la cocina, me miró de nuevo y metió las manos por debajo de su vestido para deslizar hasta los tobillos un pequeño tanga blanco. Cuando me lo entregó, tras retenerlo unos segundos en las manos, lo guardé en uno de mis bolsillos. Hortensia - ¿Y de beber? Juan - Una cerveza. Se marchó de inmediato hacia la cocina, justo cuando su madre regresaba al salón. Esther - ¿Todavía no le has sacado nada de beber? ¡Pero Hortensia, espabila! La regañó. ¿Qué tendrá en la cabeza esta niña últimamente? Juan - No te preocupes, ahora me trae una cerveza dije yo sin darle mayor importancia. Además, ¿qué prisa hay hoy es viernes y mañana no se trabaja? Esther me sonrió de nuevo y se sentó a mi lado, sin saber que en uno de mis bolsillos guardaba las bragas de su querida hija. Esther - ¿Llevas mucho tiempo viviendo aquí, Juan? Preguntó justo cuando Hortensia regresaba al salón con una cerveza y me la daba. Después se sentó a mi lado, en el único sitio disponible en el sillón, lo que me dejó entre las dos mujeres. Juan – Veinte años. Desde que compre el bar y luego se lo pase a Carlota y compre la planta baja y monte la tienda de fotografía y yo pregunte Juan - ¿Qué hay de vosotras? ¿Por qué ...
... os mudasteis aquí? Esther - Trato de poner distancia con mi ex Asentí, comprensivo. Eché otro trago de cerveza, la dejé en la mesita que había junto al sofá y me levanté y dije. Juan – Hortensia, ¿me enseñas dónde está el baño? Quiero lavarme las manos antes de que cenemos. Hortensia se puso en pie dócilmente y echó a andar, por lo que me apresuré a ir tras ella. Esther, por su parte, regresó a la cocina, de la que salía un olor delicioso. En cuanto llegamos a la puerta del baño, la cogí por el brazo para obligarla a mirarme. Hortensia - Por favor, con mi madre aquí no suplicó con un hilo de voz. Juan - Obedecerás le susurré al oído Podría chantajearte con las fotos que tengo de ti, pero estoy seguro de que no hará falta. Te gusta cómo te hago sentirte con todo esto, y por eso obedecerás. Ahora ponte de rodillas. Obedeció al instante, para mi satisfacción. Era mucho más complaciente de lo que era Rosa, aunque temía que no tuviese su fuego. Pero dadas las circunstancias no podía quejarme. Me bajé la bragueta del pantalón, saqué mi polla y coloqué mi mano sobre la cabeza de Hortensia, como si fuese un perro. No fue preciso que le diese instrucciones, pues de inmediato se introdujo mi miembro en la boca y comenzó a lamer con ansia, como un niño que teme que alguien le quite su dulce. La mantuve así durante varios minutos, pendiente siempre de Esther, que continuaba en la cocina mientras canturreaba una canción. Los labios de Hortensia apretaban mi polla y su lengua no dejaba de ...