Números Primos II - Cony 2
Fecha: 17/04/2018,
Categorías:
Humorísticos
Autor: Mewlen, Fuente: CuentoRelatos
Regresó a casa cuando casi era ya de madrugada y se sorprendió por aquella figura extraña. El muchacho, era alto, de más de 1 metro y 90 centímetros, pero demasiado delgado; no creyó que pesara más de 60 kilos. Su piel era de una palidez casi fantasmagórica y su pelo de un color entre cenizo y blanco. Algunas manchas en la piel indicaban donde hubo llagas por el sol y quizás alguna otra enfermedad no mencionada... todo eso era enmarcado en unas sandalias, bermudas y camisa hawaiana, que no se había cambiado desde el día anterior.
En general, le pareció un muchacho feo... frío y maleducado: ni siquiera apartó su vista de aquella pantalla blanca
Cony dió un portazo, el chico se sobresaltó y se puso de pie, inclinando la cabeza para mirarla a los ojos y le dijo.
- Hola tía.
Anticlimático, como mínimo.
- ¿Gabriel, no es cierto?
Cony trató de sonar despectiva... el muchacho sintió su intención.
- Me instalé en la habitación más pequeña, espero que esté bien.
Era hora de poner los puntos sobre las íes.
- Mira niño, seré directa: Desde ahora te harás cargo de cuidar esta casa. Mi trabajo me mantiene alejada y no puedo pasar mucho tiempo acá
- Entiendo: escuché de los abogados acerca de su trabajo
- ¿Ah sí?... y dime, ¿qué escuchaste?
- Pues... que usted se dedica a vender su cuerpo
Le cruzó la cara de una bofetada, el muchacho no alcanzó a verla venir
- Lo siento, no se enfade por favor.
Volvió a golpearlo.
- ¡No te permito que me ...
... faltes el respeto!, ¡y menos en mi casa!
- Lo siento. Las delicadezas suelen escapárseme. No pretendía ofenderla, tía, me disculpo nuevamente.
¿Podía ser tan tarado? -pensó Cony-... vería si se podía aprovechar de él aún más.
- Nada de eso. Si quieres seguir viviendo conmigo te ajustarás a mis reglas y me respetarás. No hay nada de malo en lo que hago para vivir...
- Pero yo no dije eso, tía
Lo abofeteó nuevamente
- ... y no me interrumpirás jamás. Ahora, por atrevido, además de la casa te harás cargo de Claudia, mi hija... ¿dónde anda esa mocosa?... ¡Claudia!
Ante el grito, la muchacha apareció en instantes, jadeando, asustada.
- Claudia, saluda a Gabriel. Es tu primo. Se quedará a vivir acá con nosotras, contigo... le harás caso en todo lo que te diga, ¡o ya verás!, ahora ¡vete a tu cuarto!
El miedo era obvio en los ojos de la niña: el muchacho era un aliado de su madre, alguien a quien temer.
Gabriel se quedó parado donde estaba.
- ¿Qué haces ahí?
- No me ha dicho nada más.
- ¿Cómo?
- Qué tengo que hacer, cuáles son mis obligaciones.
- Mientras hagas lo que te dije, puedes hacer lo que quieras... ya me arreglaré yo con la trabajadora social.
El muchacho se sentó entonces y volvió a teclear como un poseído. ella se fue a dormir sin decir siquiera “buenas noches”.
Al día siguiente le sorprendió encontrar todo ordenado y razonablemente limpio, incluso había olor a comida. Gabriel estaba exactamente en la misma posición del día ...