Mi hermana, mi ama
Fecha: 18/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... disfrutar mucho. Confieso que me enamoré de ella, creo que lo estuve siempre. Trataba de empujarme hacia otras chicas, pero yo la prefería. Lidia quedó embarazada. Descubrí una pasión nueva, que me acompañó toda mi vida. Me excitaba la visión de su panza. Ella lo supo y me hacía sufrir lo indecible. Paseaba desnuda para que la viera. Las tetas aumentaron de tamaño, no tenía nada que envidiar a madre. Los pezones oscuros y gruesos, rodeados por aureolas como galletas redondas. Tuvo mucho éxito, los videos de preñadas, — “Pregnant” —, eran muy solicitados y a ella le gustaba lucir su panza. Yo follaba con mi madre pero con la mente en mi hermana, en la curva de su vientre, la pelambrera del coño. Madre se dio cuenta que algo me pasaba. — Miguel ¿Qué te pasa? Te veo, como distraído. ¿Te preocupa algo? — Madre, estoy loco por Lidia, su barriga me atrae como un imán. No dejo de pensar en ella y su cuerpo. ¿Qué puedo hacer? — No te preocupes, hablaré con ella. Y habló, y Lidia se echo a reír. —Ya lo sé, madre. Pero estaba esperando a que me dijera algo y te lo ha dicho a ti. No te preocupes, le curaré la calentura. A mí también me calienta pensar en follar con él, sobre todo porqué Oscar no me hace caso desde que me quedé preñada. Pero me gusta hacerlo sufrir un poco. Esta noche Oscar no estará en casa. Dormiremos los tres juntos, como cuando estábamos solos en el piso. Fue una noche que jamás olvidaríamos. Después de cenar, Lidia nos llevó hasta su habitación, la cama enorme ...
... que compartía con Oscar, o con otros, según le diera. Nos desnudamos, la preñada se acostó, boca arriba en medio, madre a su izquierda y yo a su derecha. Acariciábamos el cuerpo. Yo besaba la boca que me enloquecía, ella me mordía los labios, hasta hacerlos sangrar. Pronto empezó a dar órdenes. Yo a chupar los dedos de sus pies y madre el coño. Decía que madre se lo hacía muy bien. Acariciamos cada milímetro de la piel, estaba de siete meses, pero había engordado mucho. Cuando no pudo resistirlo más, se puso de lado y me indicó que se la metiera en el coño por detrás, mientras madre le comía el clítoris por delante, sujetando la pierna derecha en alto. Mi placer era inmenso. Estaba follando a Lidia, preñada. Las sensaciones me embargaban. Ella, como siempre. — ¡Ni se te ocurra correrte, Migue! ¡Hasta que yo te lo diga! Oía el chapoteo de la boca de madre y mi polla entrando y saliendo del encharcado coño de Lidia. Mis manos amasaban las enormes tetas, pellizcaba los pezones, que notaba húmedos, hasta que caí, era leche. Al apretarlos con los dedos segregaban el néctar que alimentaría a su bebé. Y a mí, si me dejaba. Mi polla se endureció más aún al darme cuenta. ¡Joder, qué calentón pillé! A Lidia el descubrimiento también la sorprendió, se acercó una teta a la boca para saborear la leche. Un estremecimiento recorrió su cuerpo, soltó la teta para agarrar mi nalga, clavar las uñas en ella, gritar y correrse una y otra vez, mientras yo, sin dejar de bombear, le suplicaba que me ...