Nombre de ángel: Matías
Fecha: 21/04/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: Mewlen, Fuente: CuentoRelatos
... claramente divertida-
- Mierda... quien me manda a abrir mi bocota
- ¡Matías González!... ¡no digas palabrotas en la mesa!
- Entonces deja de buscarme novia en cada rincón, mamá
- Pero hijo, si ya tienes 25 años
- 23, mamá
- 23, 25... ¿qué más da?... te estás haciendo viejo y quiero ver nietos antes de morirme
Aún no había probado bocado, así que dejé los cubiertos en la mesa, por un segundo sorprendido ante lo caradura que estaba resultando mi madre... ¿yo, viejo?... ¿nietos antes de morirse?
- Mamá... ¿qué te traes entre manos?
- Eh... ¿me creerías si te dijera que me quedan 3 meses de vida?
- No. Eres una mujer joven, no tienes antecedentes de enfermedades catastróficas por tu lado de la familia, estás en buena forma y, lo principal, es que si vas a salir con aquello de "nietos antes de morirte" tienes que recordar que un bebé se gesta en al menos 9 meses, no en 3.
- ¡Ya, bobo!, pero en serio, me gusta como se ven ustedes juntos... está claro que confían una en el otro y que funcionan bien como equipo... simplemente me parece un desperdicio que no sean pareja... ¿nunca ha intentado nada, Susana?
- Nada, Graciela... pero tampoco es un santo, ¿eh?
- ¿Cómo es eso, hija?
- Por ejemplo, lo he pillado más de una vez oliendo mis bragas usadas... o espiándome mientras me ducho
- ¿¡No!?
- ¡SUSANA!
Se pusieron a reír a coro... yo estaba de veras molesto con la jugarreta. Me quedé mirándolas un rato, pero ellas no hacían sino ...
... brindar acerca del chiste y reírse de la cara de enojo que tenía. Quise gritarles a la cara que me había portado como todo un caballero durante ese año y, como pago, ambas no hicieron sino burlarse de mí.
Sopesé las alternativas y decidí salir. Me largué dando un portazo.
Volví casi de amanecida. Mi arrebato fue exagerado, lo sabía, pero necesitaba tiempo para calmarme. Estuve a un tris de mandar mi decoro a la mierda y, lleno de rabia, besar a la fuerza a Susana, sin importarme que mamá estuviera mirando.
Procuré hacer poco ruido cuando entré: La casa estaba fría; claramente ambas se habían ido a acostar. El frío de la madrugada también me había calado hasta los huesos; en mi genialidad ni siquiera tomé una casaca para protegerme del frío, teniendo que confiar aquello a mi suéter y mi bufanda. Fui a la cocina a prepararme un café para volver a entrar en calor. Me sentí el hombre más miserable del mundo cuando vi la mesa, aún sin tocar, esperando a que yo volviera...
... Olviden eso, me sentí verdaderamente miserable cuando la vi a ella.
Estaba dormida, sentada en el suelo, en una esquina. Solamente una vez la vi en un estado peor, y no quería suponer siquiera que la hubiera hecho sentir algo semejante. Por cómo se abrazaba las piernas supuse que habría estado llorando; siempre que adoptaba esa posición era para ocultar las lágrimas, desde aquellas inofensivas producto de alguna telenovela melosa hasta las que de veras dolían y de las que no solía hablarme.
Traje ...