Emilio (El rufián - 1ª parte)
Fecha: 22/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos
Entre sueños, Emilio escuchó a su tata Dolores hablando con otra mujer. También volvió a oírla en la cocina, hablando con Marcos, antes de irse a Almería de compras con su hermana. Luego, percibió el olor a limpio de la ropa tendida en el pequeño patio que había junto a su habitación y también sintió las manos de su abuelo abriéndole las nalgas para humedecer su agujerito.
- ¡Ahy!… abuelo, ¿eres tu?… dijo, sin apenas fuerzas.
Todavía no tenía fuerzas ni para abrir los ojos, pero sentía la lengua de su abuelo lamiéndole el ojete.
Se dio la vuelta con mucho esfuerzo y Marcos se quedó mirando ese aparato tan erguido....
- ¡Ojuh, que buen rabo, quillo!, que ganas tenía ya de comerme algo así. Y empezó a comerle la polla.
Emilio sintió el calorcillo de esa boca y se abandonó al placer que le proporcionaba. Pero, no podía seguir en la cama. Miró a su abuelo tiernamente y...
- ¡Ay, abuelo!... Que ganitas me tienes, ¿eh?
Le cogió la cara con mucha delicadeza y se la acarició, sin dejar de mirarle a los ojos.
- ¡Espera, un momento!…
Se levantó y dejó que su abuelo disfrutara de su desnudez, simulando que buscaba algo en su macuto y en los cajones del armario.
Luego se acercó a él y le dio un beso.
Pero, de alguna manera, sintió, que no era ese beso, precisamente, el que hubiera querido su abuelo.
De hecho, Marcos hizo amago de querer besarle en la boca; así que, Emilio volvió a acercarse y le beso en la boca, sacando un poquito la lengua, para que ...
... se confiara y le comiera los morros a gusto.
Marcos aceptó contentísimo ese beso y se abandonó a el, como si quisiera que durase eternamente. Pero, se le aflojaban las piernas; y Emilio, se dio cuenta.
- ¿Que te pasa, tato?…
- ¡Ay, niño!, es de puro placer, ¡mi amor!... ¡es que me gustas a rabiar!…
Le cogió de la mano y se lo llevó al cuarto de baño.
- ¡Quiero que me bañes como cuando era un niñito, ¿te acuerdas?...
Marcos asintió con la cabeza y empezó a enjabonarle. Recorrió con las manos su cuerpo hasta hartarse y se quedó un ratito mas en el ojete, metiéndole los dedos.
- ¿Te gusta, niño?
- ¡Claro, abuelo!, ¡me encanta!
De repente, Marcos cogió la toalla, se secó las manos y salió del cuarto de baño
Emilio se extrañó, pero supuso que quizás hubiera llegado Dolores.
Marcos, sin embargo entró en la cocina, con la idea de mirar en el verdulero, para ver si había algo que le gustara para seguir jugando con su nieto, pero oyó la voz de Santiago
- ¡QUILLO!, ¿ESTÁS POR AHÍ?...
Volvió a la puerta de la cocina y se dio cuenta de que Dolores había dejado la puerta de la calle abierta. Solo tenía la cortina echada.
Sorprendido, empezó a titubear; sin saber, si coger un calabacín, o, salir a recibirle.
- ¡Hombre!, Santi. ¿Que tal?. Me alegra que hayas venido a buscarme, pero no sé si podré ir a la playa…
Santiago, se quedó, un tanto parado, viendo a Emilio, en pelota picada, que en ese momento salía de la ducha...
- ¡Perdona, niño!... ...