1. Lo que no aprendes en la prepa


    Fecha: 28/04/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Pepillo, Fuente: CuentoRelatos

    Conocí a Itzel en la prepa y siempre me había parecido que estaba muy rica. Me imaginaba lo que sería cogérsela, pero en ese tiempo éramos amigos y yo era muy tonto para insinuar algo más. Sin exagerar, tiene buen culo, buenas tetas, buen cuerpo, cabello oscuro, ojos cafés y cara normal, es una chica guapa dentro de lo que cabe. Yo, Arturo, tengo cuerpo normal tirándole a atlético (por temporadas), soy moreno, con barba, ojos cafés y cabello oscuro.
    
    Desde hacía tiempo teníamos pendiente un café, así que le dije que fuéramos por él. Aceptó y nos vimos en un centro comercial. Quise comérmela ahí mismo en cuanto la vi. Blusa pegada y escotada, jeans igual de pegados, todo le resaltaba, se alació el cabello y se pintó los labios con un tono “rojo pecado” o “rojo lujuria”, como quieran llamarle. Fuimos por el café y caminamos durante un buen rato, hablando de cualquier cosa que saliera a la conversación y en cualquier momento que podía me agarraba el brazo o se me pegaba mucho, al grado de sentir hasta el bra que llevaba o sentir sus ricas tetas.
    
    Cansados de caminar nos sentamos en una banca. De repente, se me acercó, pegó su cuerpo tanto al mío que pude sentir sus senos, empezó a jugar con mi cabello y se me acercó al oído. “Vamos al motel que está cerca de aquí”, me dijo.Me quedé helado. Yo la creía una santa y hasta cierto punto, muy inocente. Si dudaba de lo que eso quería decir, el inocente era yo. Todo sucedió en una fracción de segundo, pasé del susto a los nervios ...
    ... y de los nervios a la confianza. “Ok”, le respondí. Traté de verme lo más calmado posible, la tomé de la mano y fuimos al estacionamiento por el carro. El motel estaba a una cuadra del centro comercial, entramos en él, le abrí la puerta y caminamos hacia la recepción y mientras eso pasaba tomó mi mano, la puso en su delicioso culo y le di un fuerte apretón. Ya me había aguantado muchos años.
    
    “Un cuarto, por favor”, le dije al chico de la recepción. Itzel estaba de espaldas a mí así que no vio cuando el chico la miró de arriba a abajo y me hizo una seña con el pulgar hacia arriba como diciendo “bien, campeón”. Pagué y medio la llave. “Está luego saliendo del elevador”, alcancé a oírle.
    
    Entramos en el ascensor y el viaje duró nada, apenas dos pisos. Caminamos hacia el cuarto y abrí la puerta. A pesar de ser motel, la habitación estaba decente, una cama, dos burós, un tocador con un espejo grande, un pequeño sofá y un baño con regadera. Nada mal para 400 pesos. Entramos y ella dejó su bolsa en el tocador. “Espérame tantito”, me dijo y se metió al baño.
    
    Moría de nervios así que me senté en la cama para relajarme, me quité los zapatos, los calcetines y el cinturón, lo demás me lo quitaría ella. Pasaron unos minutos y salió del baño completamente desnuda. Se me puso durísimo. Se paró frente al espejo, se hizo una cola de caballo y se revisó el maquillaje. Yo seguía sentado en la cama completamente apendejado. Veía el reflejo en el espejo de sus exquisitas tetas y de su ...
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