1. De picnic con opción a postre


    Fecha: 30/04/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Aitor, Fuente: CuentoRelatos

    Hace un tiempo hubo un acontecimiento un tanto interesante en un fin de semana de aquellos que visitaba a mis padres. Hacía bueno y a mi familia le encantaba ir de picnic, cosa que no me disgustaba especialmente pero tampoco me parecía un plan demasiado emocionante. Solemos ir a un merendero que está a media hora en coche de la casa de mis padres, en plena naturaleza. Pasa un río cerca, hay algo de bosque, y la verdad es que es un sitio agradable. Como mi familia es bastante extensa, los niños pequeños podían jugar en los alrededores sin molestar demasiado mientras nosotros degustábamos todos esos platos tan ricos que preparan mi madre y mi abuelo. Sí, ¡mi abuelo cocina!
    
    Estábamos sentados en dos de esas mesas de madera con bancos y era un sábado con buen tiempo, implicando que el merendero estaba bastante lleno. Yo para ir al campo no me suelo arreglar especialmente. ¡Hay que poder diferenciar entre una salida al campo y una salida del sábado por la noche! De hecho sólo llevaba una camiseta de manga corta algo desteñida por el sol y un pantalón de deporte. Estaba sentado en el banco con las piernas entreabiertas y tomando una copita de vino en un vaso de plástico cuando, mirando a mi alrededor, vi que en el siguiente banco, y sentado prácticamente enfrente de mi a unos escasos dos o tres metros, había un chaval joven y delgado, que tendría dos o tres años menos que yo, unos 19 o 20, y que llevaba un corte de pelo bastante moderno, los cascos de música colgados del cuello, ...
    ... una camiseta negra de algún grupo de rock y pantalones de pitillo. Su piel era blanca y tenía pelillos rubios en los brazos y un poquito de barba. Tenía cara de niño y de pura inocencia, y me miraba de reojo. ¡Un tanto interesante!
    
    Al principio no entendí bien qué es lo que estaba mirando pero al rato me di cuenta de que los calzoncillos apretados que me había puesto ayudaban a que se viera cómo estaba colocada mi polla a través de los pantalones de deporte. Como no podía creer del todo que ese chaval tan mono estuviera mirándome el paquete de forma un tanto descarada, me reajusté la polla con las manos dos o tres veces para ver si el chaval seguía prestándole atención. Como no paraba de mirar una y otra vez me empecé a excitar, lo cual me hizo cerrar las piernas rápidamente y mirar hacia otro lado. Pero era demasiado tarde. Sentí que ya se había dado cuenta y me empecé a poner nervioso. Entre el sol, el morbo, mi familia alrededor y el merendero lleno de gente aquello parecía un camino sin salida. Así que decidí darme una vuelta.
    
    Cuando estaba cerca del río me percaté de que el chico estaba intentando seguirme disimuladamente. ¡Qué atrevido y descarado! Y mientras pensaba eso me estaba empezando a costar ocultar mi erección debajo de los pantalones de deporte. Ojalá me hubiese puesto unos vaqueros, pensé. Tenía que decidir, este era el momento de echarle un polvo rápido a ese chaval. Fui caminando en dirección de unos baños que había algo alejados de la gente mientras ...
«123»